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Un juez británico involucró a Putin en el asesinato de un espía

El presidente ruso, Vladimir Putin, "probablemente" aprobó un plan de la inteligencia rusa para asesinar al ex espía Alexander Litvinenko, quien murió en 2006 tres semanas después de tomar té envenenado con una sustancia radiactiva en un hotel de Londres, dijo hoy un juez británico.

El juez Robert Owen, a cargo de la investigación sobre el asesinato, concluyó que posiblemente el presidente ruso firmó la orden de muerte de Litvinenko, un crítico del Kremlin que fue envenenado con la sustancia radiactiva polonio 210 en noviembre de 2006.

La viuda del ex espía se mostró "muy satisfecha" con las conclusiones del magistrado, pero el gobierno ruso dijo que la investigación estuvo "politizada" y fue "extremadamente opaca".

En su documento, de 300 folios, el magistrado señala que los ex agentes rusos Andrei Lugovoi y Dmitri Kovtun, con los que Litvinenko se reunió el día en que fue envenenado, lo mataron al actuar probablemente bajo la dirección de los servicios de inteligencia rusos FSB. 

Litvinenko, ex agente del Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB, sucesor del KGB), falleció el 23 de noviembre de 2006 en un hospital de Londres días después de enfermar por el efecto del polonio 210. Poco antes, desde su lecho de muerte en el hospital, el ex espía, de 43 años, acusó a Putin del crimen.

"Teniendo en cuenta todas las pruebas y análisis disponibles, he encontrado que la operación de la FSB para matar a Litvinenko fue probablemente aprobada por el señor (Nikolai) Patrushev (director del FSB) y también por el presidente Putin", señaló el magistrado, según informó la agencia de noticias EFE.

Marina Litvinenko, viuda del ex espía, se mostró "muy satisfecha" de que la Justicia británica haya implicado a Putin en la muerte de su marido y pidió al gobierno del primer ministro David Cameron que imponga sanciones a los individuos nombrados en el informe, incluyendo al presidente ruso.

"Estoy muy satisfecha de que las palabras que mi esposo pronunció en su lecho de muerte, cuando acusó a Putin, hayan sido probadas por un tribunal británico", declaró a las puertas del Tribunal Superior de Londres. 

La viuda urgió a Cameron a que se expulse del Reino Unido "a todos los agentes de inteligencia radicados en la embajada" rusa y a que se impongan "sanciones dirigidas y vetos de viaje sobre los individuos mencionados" en el informe judicial, "incluido el señor Putin".

La mujer afirmó que anoche recibió una carta de la ministra del Interior, Theresa May -que leyó el informe de Owen antes de su publicación-, en la que le promete que "tomará medidas".

En Moscú, en tanto, la vocera de la Cancillería rusa, Maria Zajarova, dijo que el gobierno de Rusia necesitaba tiempo para estudiar el contenido del documento judicial antes de hacer una valoración definitiva, pero agregó que la investigación estuvo "politizada".

La diplomática, en un comentario difundido por la web de la Cancillería, lamentó que "una investigación puramente penal fuera politizada y oscureciera el ambiente general en las relaciones bilaterales" entre Rusia y el Reino Unido.

"La decisión de concluir la investigación forense para iniciar otra pública tenía una connotación claramente politizada. La razón está clara. El proceso no era transparente ni para la parte rusa ni para la opinión pública, teniendo en cuenta que la vista del sumario fue cerrada con el pretexto de ser secreto" de Estado, denunció.

En estas circunstancias, agregó, "no era de esperar que el informe final de una investigación parcial y extremadamente opaca, ajustada una conclusiones determinadas de antemano, resultara de repente objetiva e imparcial".

Litvinenko, que pidió asilo político al llegar a Londres en noviembre de 2000, obtuvo la nacionalidad británica y trabajó para los servicios secretos MI6.

El ex espía ruso se había reunido con Lugovoi y Kovtun en el hotel Milennium, en el barrio londinense de Mayfair, el día que tomó la fatídica taza de té.

Owen interrogó a testigos y escuchó los alegatos de las partes, entre ellos a la familia de Litvinenko, entre el 27 de enero y el 31 de junio de 2015.

El magistrado apuntó al trabajo de Litvinenko para los servicios secretos británicos, las críticas contra el FSB y contra Putin, además de sus vínculos con el magnate ruso Boris Berezovsky, como los posibles motivos para su asesinato.

Owmen también mencionó las rivalidades entre Litvinenko y Putin, que datan de los años en que el dirigente ruso estuvo en el FSB. El ex espía hizo "repetidos ataques personales" contra Putin después de solicitar asilo en el Reino Unido en 2000, agregó.

En términos generales, según el juez, la administración de Putin, incluido el mismo presidente y el FSB, tenían motivos para tomar medidas contra Litvinenko, incluso matarlo, a fines de 2006.

Si bien hay evidencias "circunstanciales", otros casos sugieren que en los años previos a la muerte de Litvinenko, el Estado ruso pudo haber estado implicado en el asesinato de los críticos de Putin, añadió Owen en su documento, que fue hecho público hoy en el Tribunal Superior de Londres.

El magistrado se mostró "seguro" de que el asesinato fue perpetrado por Lugovoi y Kovtun, ambos solicitados por las autoridades británicas pero que Rusia se niega a extraditar.

El uso de polonio 210, subraya el juez, es un "fuerte indicio de participación estatal".

Según los términos de la investigación dictados por el gobierno, Owen no puede formular acusaciones civiles ni criminales, sino que debe limitarse a explicar las circunstancias de la muerte y la presunta responsabilidad sobre la misma. 



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