La mandataria de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, logró otro éxito político al conseguir que la legislatura bonaerense le aprobara el presupuesto de ajuste con el que planea gobernar todo el 2018.
El dato no es menor, en un congreso provincial nutrido por gran cantidad de representantes de distintas ramas del peronismo. Y es que, precisamente, fueron las manos levantadas de extracción pejotista las que le dieron el visto bueno al proyecto oficial. Sin embargo, más allá del trámite que significó en el recinto, el peronismo votó con divisiones.
El bloque del Frente para la Victoria se partió y, de sus 17 legisladores, 7 apoyaron el proyecto y 10 votaron por la negativa. En tanto, el denominado Peronismo para la Victoria (randazzismo, por ahora) votó unánimemente a favor. Asimismo, del armado FpV-PJ cuatro se negaron a dar el OK, auinque los nueve restantes votaron a favor.
En el mismo sentido votó la rama peronista representada por el Frente Renovador, que acompañó el Presupuesto de Vidal pero cuestionó en los discursos el revalúo inmobiliario, que hará aumentar hasta el 75 el valor del impuesto. También cargó contra el flamante impuesto a las cooperativas, que podría hacer que muchas deban bajar sus persianas.
La izquierda, en tanto, votó unánimemente en contra, así como Cambiemos, como era de esperar, acompañó sin dobleces.
La jornada marcó así otro paso hacia adelante del huracán que divide al espacio justicialista desde los turbulentos días de las PASO de agosto pasado, cuando Cristina Fernández rompió con el PJ para fundar Unidad Ciudadana, cuyos legisladores electos asumirán en semanas más. A la votación bonaerense se le sumó la carta de Aníbal Fernández dirigida a Cristina en la que criticó el timonazo que le dio a su forma de conducción y de sobrellevar los procesos por corrupción contra algunos de sus ex funcionarios.
