En su autobiografía, Jorge Melo definió su arte: "Dibujar y pintar para mí, es la única forma de pensar en los demás. La pintura es una sola, la buena, la otra es merda. El arte no acepta límites y no es ciencia. Tiene que estar al servicio del hombre y su cultura: con respecto a mis laburos, el cuadro sale cuando quiere".
Este jueves, en su taller, Melo celebrará la vida, sus 100 años de vida, especialmente con Susana, la compañera y amor de su extensa existencia."Melo es un enorme artista", señaló el director del Museo Quinquela Martín, Víctor Fernández.
"Estudié en la querida academia, no terminé, por eso me recibí en el Riachuelo, admirando a Cunsolo, Victorica, Quinquela, Lacámera, Mengui y un montón más", insiste sobre sus orígenes.
Especialmente memorables las anecdótas que compartió con el gran maestro Antonio Berni, Jorge Melo recuerda: "Me encantaba ir con Berni desde la Academia hasta su casa en Caballito. Eran verdaderas clases de pintura a cielo abierto. Nunca fui su alumno, pero esas clases, cuando íbamos caminando, fueron un lujo. A Berni lo conocí en el conventillo de la calle Rivadavia, cuando vino de París, frente al Parque Lezica. Ahí está la entrada todavía, ahí tenía su estudio y ahí lo iba a visitar".
Sus obras tienen un gran sentido de actualidad como por ejemplo "Los rostros del ajuste" o "Los rostros del puto paco" o "Alca-rajo el fondo", un dibujo que hizo en Mar del Plata en ocasión de la IV Cumbre de las Américas y se lo dedicó al fallecido líder venezolano Hugo Chávez.
A los 97 años realizó una gran retrospectiva de su obra en el Museo de Bellas Artes de La Boca Benito Quinquela Martín.El próximo viernes se inaugura a las 19 una muestra en el espacio La Blanco Encalada.
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