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Hay jugadores extraordinarios y otros ordinarios, pero como él ninguno

Carlos Tevez tuvo su mejor partido desde que regresó a Boca. Gritó por duplicado ante River y demostró que siempre hay esperanza.

Puede que haya sido su último partido frente a River con la camiseta de Boca. Carlos Tevez tuvo su partido consagratorio en el cotejo más importante del año para el Xeneize. Si bien el Apache tiene mucho mas que méritos para estar a la altura de los mejores jugadores de la historia del club, su actuación del último domingo fue de otro nivel. Un canto a la inspiración futbolera, al folklore que solo los amantes de la redonda pueden entender.

Siempre se lo caracterizó por su guapeza para suplir sus carencias. Eso lo llevó a ser uno de los mejores jugadores de Europa.

Ante el Millonario, no solo marcó los goles que le dieron el triunfo y la cima del torneo al elenco de Guillermo Barros Schelotto, sino que movió los hilos del equipo durante todo el desarrollo y en especial cuando peor la pasaba Boca.

Su primer gol llegó gracias a no dar por perdida la pelota. Una carambola que el mismo empezó terminó en un bochazo al fondo. Fue a buscarla, le ganó a Augusto Batalla (complicidad del arquero) y Carlitos puso el 2-2.

Con el empate, Boca fue otro. Equilibro la cancha, congeló a River que había empezado para liquidarlo.

Minutos después llegó su segundo gol. Casi un sello de él. Apilada de Ricardo Centurión, pase a Walter Bou que se llevó dos marcas. El 10 quedó solo, recibió una habilitación, empezando la carrera de izquierda a derecha le dio como venía. Con cara interna, efecto necesario, palo y adentro. Un gol digno de un Superclasico de un altísimo nivel, como pocas veces se ha visto.

Solo el lo hizo posible. Fue criticado, denostado. Muchos 'especialistas' dudaron de si mantenía las capacidades para ser el conductor de Boca.

Ayer pagó el crédito y dejó un saldo a favor. 'Que la cuenten como quieran', dice la jerga. Acá se cuenta tal cual fue, es y será.

Carlos Tevez es de Boca, Boca es de Carlitos.



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