POLÍTICA | opinión | violencia de género

All inclusive: "La violencia política es violencia machista"

Una análisis sobre las condiciones de exclusión que sufren las mujeres de cara a las elecciones generales de este año.

De cara a este 2019 hay una zanahoria que no podemos sacarnos de la vista: las benditas elecciones. Un puente al nuevo tiempo de una Argentina sin Macri, más justa y accesible. Sin embargo, la incorporación del movimiento de mujeres como sujeto político de este nuevo tiempo marca el rumbo: sin lesbianas, travestis-trans, bi, y todas las identidades disidentes, nada.

Cristina una vez dijo: "Antes me parecía una pavada eso del cupo femenino, hasta que llegué al Congreso como senadora en el '95 siendo una de las poquísimas mujeres que había y me di cuenta que había cada mamarracho ocupando las bancas que me dije '-¿Por qué no hay mamarrachas también?'".

Sabemos que la meritocracia es una mentira del capitalismo funcional al patriarcado. Cuando a ellos se les piden "aptitudes mínimas", nosotras por lo general tuvimos que trabajar el triple para llegar al mismo lugar, cobrando menos, haciéndonos cargo de lxs niñxs, y de las tareas domésticas. Los roles de tomas de decisiones para una mujer son infinitamente más cuestionados y la saña con la que se critica muestra una misoginia pura en el centro de la crítica.

Hablar de cupo femenino a esta altura es una vergüenza para todes. ¿En qué tipo de sociedad retrógrada tenemos que andar rogando por favor (y judicializando) que por favor no nos discriminen por nuestra genitalidad, que por favor no nos consideren inferiores, que por favor por una vez nos dejen trabajar como iguales? Bueno, quizás en la misma en la que aún tenemos que salir a pedir que no nos violen o no nos maten.

Sin embargo, después de 200 años haciendo política en este territorio, incluso podemos ser más generosas y contar desde 1912 con la Ley Sáenz Peña, o más generosas aun y contar desde la sanción del voto femenino. Lo cierto es que tenemos una historia de la política argentina que nos ha dejado sistemáticamente afuera. Excluidas. Vetadas.

Se nos ha intentado medir el peso del cerebro para compararlo con el de un hombre, se nos ha perseguido, se nos ha acusado de las peores herejías en pos de negarnos derechos políticos. Fuimos putas, fuimos lesbianas, fuimos todos aquellos insultos y excusas para la exclusión de las que ahora estamos orgullosas de ser y decimos: BASTA. La violencia política es violencia machista. Y que en 2019 haya listas que no respeten la paridad es una burla al sujeto político de nuestro tiempo: el feminismo.

La semana pasada la Justicia rechazó en Misiones una lista del Partido Obrero por "exceso de mujeres". Nos han robado por lo menos cien años de política y ahora la justicia patriarcal usa las mismas herramientas que forjamos para la igualdad, en nuestro detrimento. Me pregunto cuántas listas electorales fueron rechazadas por "exceso de varones".

La única certeza que tenemos es que tanto miedo, tanta reticencia a entregar el poder evidencia el potencial de nuestra presencia. Y eso es casi una invitación a ocupar y pelear por cada espacio, por cada cargo, con la promesa de que cuando estemos ahí, justicia y política machistas caigan juntas.

* Andrea Conde es legisladora porteña y Presidenta de la Comisión de Mujer, Infancia, Adolescencia y Juventud  



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