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Caparrós metido en la campaña contra Alberto y Cristina

El escritor expresó en tono machirulo, menospreciando a la candidata a la vicepresidencia del Frente de Todos, que su compañero le va a ordenar: “¡Nena, andá a cuidar tus nietos!”.

Caparrós metido en la campaña contra Alberto y Cristina
Caparrós metido en la campaña contra Alberto y Cristina

El pueblo y los intrigantes

"El general Perón, decía que cada pueblo tiene el gobierno que se merece", aseguró Martín Caparrós a "La Tercera", periódico chileno que apuntaló a Pinochet en sus años de dictadura. Y mintió: no hay registros en archivos, libros o lo que sea, que registren una afirmación semejante por parte del líder histórico. Lo que marca es que el escritor, que no es inocente, sino una suerte de macrista de centroizquierda, utilizó la mentira para sustentar sus argumentos. Sometido a las leyes de la socialdemocracia europea, se siente hoy algo así como un ex argentino en conversión al viejo continente, tuvo por estos días, la tarea de cumplir un cometido no expresado. Desgastar a los candidatos del peronismo en el Frente de Todos, Alberto Fernández y Cristina Fernández, una vez que demolió a Macri y sus seguidores en las PASO, el pasado 11 de agosto.

Caparrós utilizó la intriga, un argumento que tiene de todo menos de originalidad -apelan a él desde periodistas, medios, policías y servicios de inteligencia- para actuar políticamente desde algún país del viejo mundo, sobre la política argentina. Hacen de esas argucias un mensaje mayor "desde el mundo" de las alturas.

Dijo con malicia escritor: "Mira, el peronismo tiene una larga tradición de traicionar al kingmaker, al hacedor de reyes. Todos los reyes peronistas lo fueron porque un kingmaker los puso allí y todos lo defenestraron.El último fue Néstor Kirchner, que fue puesto ahí por Duhalde y luego se deshizo de él. Es lo que tienen que hacer, no se puede gobernar debajo de otro".Para Caparrós no "se puede gobernar debajo de otro", y habla desde lo alto lo que equivale a aseverar que "nadie puede estar en el mundo debajo de la opinión de otro". En particular si proviene de fuentes eurocéntricas probadas.

Machirulandia en pie

El escritor expresó también, en tono machirulo, menospreciando a Cristina Fernández de Kirchner, al denostarla por el futuro hipotético en el que la ubica: "Y creo que Fernández va a hacer todo lo posible por cumplir con esa tradición. Con cuidado, con esas maneras tan amables que intenta aparentar, porque aún no tiene el poder para enfrentarla. Pero tiene muy claro que lo que necesita es acumular ese poder. Ya está buscando complicidades con los gobernadores, con los medios que se pelearon con Cristina, va a buscar apoyo en ciertos empresarios, en fin. Está armando todo su aparato de poder para no depender de ella y, eventualmente, agradecerle los servicios prestados y mandarla a cuidar sus nietos". El machismo no es ajeno, sorprende, a su discurso y lo aplica con cierta furia contenida, un rasgo que se puede observar en sus declaraciones cuando suele mostrarse como una persona contenida que usa un tono actoral.

A ese respecto, se manifiesta que "Las mujeres protagonistas de noticias... aparecen frecuentemente como víctimas, e identificadas por lo general de acuerdo a sus relaciones familiares - como expresa el ensayo "Tratamiento del género en los medios entre la polémica y el cambio", trabajo del Departamento de Periodismo Universidad de Sevilla- Y detalla que "Existe una traslación a la opinión de informaciones protagonizadas por mujeres que desempeñan cargos de responsabilidad política, económica, etc., en los que el objetivo es el verbo punzante, denigrante, insultante y donde el capítulo de burla a la igualdad de género y a las mujeres, por su condición de serlo, alcanza cotas insuperables, que cobra aún más delito en lo subliminal del discurso". Caparrós parece encuadrarse en ese tratamiento del tema.

Y dado que es nada más que una abuela, Caparrós supone que su destino está atado a que Alberto Fernández, le ordene a una inminente retirada, ¿por qué no? Jubilada, va a resolverle sus problemas judiciales porque "se supone que eso también es parte del acuerdo". O sea que, sumida en su carácter de mujer, en objetivos menores, su acuerdo político con el candidato, es que le saque los jueces de encima para ir a cuidar a sus nietos con el único fin de "Que ella pueda vivir tranquila, que no la molesten esos jueces".

Notable pieza de pensamiento que puede calificarse de machirulo que seguramente será parte de los grandes estudios acerca de los magros objetivos de vida que tienen, en general, las mujeres en esa visión. Cristina bien podría responderle con las palabras de Virginia Woolf: "No hay barrera, cerradura, ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente".

¿Por qué Mauricio comete errores?

En cambio, en el caso de Mauricio Macri, tal vez en razón de que se trata de un varón, lo sorprenden presuntos errores. "Hay muchas cosas de Macri que no sé cómo se entienden. Que cometa errores tan burdos como culpar a la gente de dañar la economía por haber votado mal, y después disculparse diciendo que no sabía que la situación era tan difícil, a mí me sorprende poco". Cristina, en su decisión suprema, acompañada por el supuesto deseo de Alberto Fernández, de salir del cerrojo judicial para volcarse a la atención de sus descendientes en cambio, no lo sorprendió al "cometer" errores, al menos no lo manifiesta.

Y dado que el pueblo también está caído y subestimado en la consideración de este exponente lúcido del eurocentrismo militante (encubramos el hecho de que se trata de un "sudaka" en busca de reconocimiento, según se nos define en algunos círculos europeos), le vale expresar "Cuando el problema es ir al supermercado y no poder comprar lo que necesitas, que alguien sea un poco autoritario o corrupto te importa muy poco", expresó enseñándonos así, que un pobre, por un pedazo de pan, acepta a los corruptos. Por supuesto, viniendo de los que tienen "los gobiernos que se merecen", no es cosa de adjudicarles valores ya que, en la exposición de este pensador exitoso en tierras hispanas y medios norteamericanos, esa gente no da para mucho más que su propia decadencia natural.

"Mira -reflexionó en las alturas- , el peronismo tiene una larga tradición de traicionar al kingmaker, al hacedor de reyes. Todos los reyes peronistas lo fueron porque un kingmaker los puso allí y todos lo defenestraron. El último fue Néstor Kirchner, que fue puesto ahí por Duhalde y luego se deshizo de él. Es lo que tienen que hacer, no se puede gobernar debajo de otro". Es importante hacer notar que Caparrós utiliza, novedoso, inteligente, el término kingmaker en inglés, eso debe ser sumado a su lucidez. El kingmater, sigámoslo en la construcción de un mundo mejor (que es más caro y habla en ese idioma), y veamos la sencillez del pensador. No hay política, ni historia en estas tierras. Aquí hay el poder a secas, y la intención sin mediaciones de traicionar: "se deshizo de Duhalde", sin más. Y ahí surge la frase para la historia, se recomienda guardarla en un cofre: "no se puede gobernar debajo de otro". Brillante el varón, diría con humor un cordobés a lo Cognini. Sus impresiones denotan desconfianza, antiperonismo, que cultiva con fervor.

Acosado por la lucidez, y dado que se trata del pueblo argentino, Caparrós no cree que haya en sus filas esperanza. vista "los seguidores del kirchnerismo quizás votaron con esperanza, pero la gente que inclinó la balanza votó más bien con resignación". En principio, los que votaron a Fernández son todos kirchneristas, visión que parece compartir con uno de los intelectuales mayores del macrismo: Marcos Peña Braun. Esa gente, entre las que moran los pobres, no tienen esperanza, suena naif, solo los alcanza la resignación.

Aparentemente, a los pueblos del sur, no les cabe la distinción de hizo Albert Camus en Sísifo: "Los dioses habían pensado con algún fundamento que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza". Para ellos solo cabe la resignación, lo que es un aporte que no sorprende porque repite una negación que ha hecho época. Nadie duda que, como en el caso al que aludimos, otorga prestigio académico.

En ese punto, su visión de los 12 años de gobiernos peronistas que realizaron Néstor y Cristina, puede acercarse a la que repitió el macrismo. "Si tú gobiernas 12 años con las materias primas a precios históricos, y dejas al 30% de la gente bajo la línea de la pobreza, significa que no redistribuiste la riqueza, solo la despilfarraste".

El ex ministro de economía de Macri, Prat Gay (para no utilizar el argumento de algún peronista), reconoció que habían recibido el gobierno sin endeudamiento. Es curioso pero Macri utiliza argumentos semejantes: "Después de una década de despilfarro y corrupción empezamos a normalizar el sector energético" (Ver "Perfil" 13.2017). También Nicolás Dujovne, hizo un extraño reconocimiento sobre el gobierno de Cristina: "Tenía una única ventaja, tenía muy poca deuda" (se puede verificar que fue dicho en "Animales sueltos", de Alejandro Fantino en junio de 2017).

¿No leyó Caparros "The New York Times" del 19 de agosto pasado, firma la nota Mark Weisbrot cuando expresa "Desde la perspectiva de un economista o un científico social, no está claro el motivo por el cual deberíamos temerle al kirchnerismo. Si se observan los indicadores económicos y sociales más importantes, los gobiernos de los Kirchner estuvieron entre los más exitosos del hemisferio occidental.

"Algunos cálculos independientes mostraron una disminución del 71 por ciento en la pobreza y del 81 por ciento en la pobreza extrema. Los gobiernos kirchneristas establecieron uno de los programas de transferencias monetarias condicionadas para los pobres más grandes de Latinoamérica. De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el producto interno bruto per cápita aumentó un 42 por ciento, casi tres veces más que la tasa mexicana. El desempleó se redujo más de la mitad y la desigualdad económica también disminuyó de manera considerable. Los doce años en los que los Kirchner estuvieron en el poder se generaron importantes mejoras en la calidad de vida de una gran mayoría de los argentinos, de acuerdo con cualquier comparación razonable". No. No lo leyó.

Caparrós observó en sus pensamientos superiores la labor del kirchnerismo y concluyó que tiene "falsa identidad de izquierda y sin gobernar como tal".

¿Qué significará identidad de izquierda al sur del mundo"? ¿Habrá que pedir asistencia de la policía, como se sabe especialista en identidades, para descubrir que hay detrás de ese velo? ¿No se gobernó según los modelos de la socialdemocracia europea o acaso, los gobernantes de la etapa no leyeren el manual del alumno bonaerense de la izquierda caparrista para conocer sus leyes? Menuda tarea les asiste desde ahora a nuestros gobernantes si pretenden ser emplazados en esa zona de la virtud política.

Hay que reconocer que Caparrós hace un esfuerzo intelectual y explica a los que no sabemos y carecemos de capacidad para alcanzar su dimensión única: "Lo que define a un gobierno de izquierda es distribuir la riqueza y mejorar las prestaciones que necesitan los más pobres. Nada de eso hizo el kirchnerismo", afirma y si bien su nivel no se resiente, es posible que no se haya informado.

A veces sucede que cuando no se alcanza a saber y reconocer logros de una etapa política, se exprese, sin decirlo, que en realidad, el expositor (en este caso Caparrós) se encuentre resignado ante el fracaso de aquel en quien se creyó. Es el caso de Macri aunque siempre hay paliativos porque el escritor debe creer que, a pesar de todo, "no se inunda más". Y está en su derecho.

*Alejandro Tarruela, periodista y escritor. En octubre se conocerá su nuevo libro, "Historia política de la Sociedad Rural" que publica la editorial Octubre y en "Las mil y una noches peronistas" (editorial Granica), recopilación de cuentos que realizaron los escritores Leonardo Killán y Gustavo Abrevaya, que aparece esta semana, se incluye un cuento suyo.



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