Por Rocío Bao
A 9 años del primer "Ni Una Menos" ¿qué siguen reclamando los feminismos"
¿En qué contexto político nos llega la novena movilización que llevó a mujeres, diversidades y familiares de víctima de violencia machista a las calles y a unificar un mismo grito? ¿Qué logramos? ¿Cuáles son las deudas del Estado? ¿Por qué la Ley Bases nos afecta tanto?
03 de junio de 2024 - 09:54
Pasaron nueve años de aquella gran manifestación que movilizó a miles y miles de personas a la calle, esencialmente mujeres y disidencias y familiares de víctimas de la violencia machista y el abandono estatal. Ni Una Menos se convertía entonces, ese 3 de junio de 2015, en un grito masivo.
Fue el femicidio de la adolescente Chiara Pérez, embarazada y asesinada por su novio, el que finalmente nos llevó al reclamo más furioso, a decir basta, a reclamar de forma organizada que ya no podíamos seguir así como estábamos. Las cosas tenían que cambiar, y ya no había retorno.
A raíz de esa masiva movilización, las ideas feministas se desparramaron, se ampliaron, se re-configuraron, e intalaron redes, que permitieron a muchas mujeres salir de vínculos violentos, que nos hicieron saber que no estábamos solas, que el Estado tenía que comenzar a responder a nuestros reclamos y necesidades.
Muchas conquistas se han alcanzado desde entonces, como la legalización del aborto, el decreto y ley de cupo trans, fallos judiciales que a raíz de reclamos de organizaciones transfeministas fueron favorables (como cuando absolvieron a Higui), la Ley de Equidad en Medios, la Ley Brisa, la Ley Micaela, y la la Ley de Paridad de Género en Ámbitos de Representación Política, entre otras.
Sin embargo, las cifras de la violencia machista son verdaderamente alarmantes:
- Desde aquel 3 de junio hasta este, hubo 2.552 femicidios.
- En lo que va del 2024, ya hubo 137 femicidios y travesticidios
Además, esta novena marcha de Ni Una Menos nos toca en un contexto político particular y de crecimiento de la violencia, en el que el propio presidente de la Nación Javier Milei, se refiere al feminismo como "enemigo" de una sociedad que progresa, niega la brecha salarial, la desigualdad de géneros, eliminó el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidades, eliminó el programa para registrar a trabajadoras de casas particulares, instaló la idea de que las amas de casa no deben cobrar jubilación (de hecho, en la Ley Bases se busca eliminar la moratoria que atenta especialmente contra las mujeres), además de calificaciones como "asesinos de pañuelos verdes" a quienes militan por la despenalización del aborto, y abandonó por completo los comedores populares y cualquier tipo de asistencia, lo cual configura también, además del abandono estatal y la profundización de la pobreza, un abandono a las mujeres que se encargan de dirigir esos espacios comunitarios (que las organizaciones sociales reclaman hace tiempo reconocer económicamente y tiene estado parlamentario pero todavía no se trató en el recinto).
El triple lesbicidio de Barracas que se llevó la vida de Pamela Cobos, Rosana Figueroa y Andrea Amarante, y dejó como única sobreviviente a Sofía Castro Riglos, evidenció los resultados de los discursos de odio pero también, evidenció la negación del Gobierno nacional no sólo a repudiar el crimen sino a reconocer que se trató de un crimen hacia mujeres por ser lesbianas.
Si el Gobierno anterior no hizo lo suficiente en cuanto a políticas de género, en la actualidad, el Estado decidió abandonar explícitamente cualquier tipo de política de género.
Este Ni Una Menos nos llega, también, con la reciente pérdida de Norita Cortiñas, un faro en la lucha por los derechos humanos y por los reclamos feministas.
Así las cosas, las organizaciones transfeministas continúan organizándose en las calles, en asambleas, a través del arte, y la creación de herramientas, del apoyo popular, de reclamos, de organización sindical. La posta va creciendo y aunque nos quieran metidxs adentro, no retrocedemos más.