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A felicidade: Toquinho siempre juega de local en Buenos Aires

Con un Gran Rex repleto y feliz, una de las leyendas vivas de la música brasileña se lució en una noche otoñal. Camilla Faustino brilló como su acompañante y una invitada sorpresa le arrancó una sonrisa al público.

Saudade no es igual a nada y es parecida a mucha cosas. La palabra no tiene una traducción exacta porque es casi un poema en sí misma. Sentir saudade es sentir muchas cosas a la vez y hacerlo con intensidad, con el cuerpo y alma. Saudade se escuchó en varias letras de canciones de Toquinho anoche y no fue casualidad porque estar allí, como público se siente tan intenso e indescriptible como esa palabra tan mágica que sale de su boca. 

Hacía frío en las calles porteñas pero la noche estaba linda. La avenida Corrientes parecía desértica por excepción de algunas puertas de teatro, como la del Gran Rex. La sala se fue completando con personas de distintas generaciones, con algunas personalidades del espectáculo local como Aníbal Pachano, por ejemplo, y con las ganas de celebrar un disco que acompañó la infancia y vida de la mayoría allí presente: "En La Fusa", esa pieza histórica de Vinicius con Toquinho y María Creuza. 

La cita debía haberse dado dos años atrás, en abril de 2020, pero el mundó entró en standby por la pandemia y todos los planes se desdibujaron. Creuza, quien tenía muchas ganas de reencontrarse con su público argentino, no pudo estar en esta ocasión por un problema de salud, un problema con su corazón -tal como describiría Toquinho sobre el escenario al arrancar la noche. 

Todo comenzó con las luces apagadas y una guitarra que robaba la atención pero no se dejaba ver. El guitarrista, acaso uno de los más importantes de la región, apareció sonriendo. Estaba ejecutando una samba que escribió cuando volvió de Italia para Brasil y que escribió para su amigo Chico Buarque, quien continuaría su exilio en Europa. 
La pieza, que ya tenía peso en sí misma, también tiene un vínculo emocional con Vinicius porque, según relató Toquinho, ni bien llegó a Brasil fue contactado por él para hacer esa aventura a La Fusa. 

Con intención de "subir al público al escenario", el brasileño compartió historias, detalles, hizo bromas entre canciones. Dijo, por ejemplo, que cuando compartieron esos recitales en La Fusa unos cincuenta y dos años atrás todo fue casi una improvisación, que si bien eran buenos músicos no tuvieron tantos ensayos para ensamblar y se entregaron a lo que saldría espontáneamente. Esa magia, quizás, fue lo que convirtió a la obra en algo irrepetible. 

Tocó canciones solo pero también otras con batería y bajo. Camilla Faustino, una de las voces jóvenes más talentosas de su país, robó las miradas. Es cálida, simpática y tiene presencia escénica. Ya trabaja hace seis años con Toquinho y en una charla previa al show le había dicho a Infonews que si bien lo que canta son letras que tienen más años que ella, las siente como propias. 

Hubo un lugar para la "saudade" de Toquinho al recordar lo vivido con Vinicius en los viajes, los años de trabajo pero también de las cosas que hacían juntos en Buenos Aires. Mencionó que aún sigue yendo a comer al restaurante que iba con él y otros próceres de la música argentina como Astor Piazzolla o Pichuco. Y fue allí donde con su guitarra en mano deleitó con una versión perfecta de El día que me quieras. 

Pasaron temas de Jobim, Vinicius, propios de Toquinho y la fundacional de João Gilberto ("Chega a saudade"), también. Camilla aportó una reinterpretación de Por una cabeza y al escenario subió como invitada especial Sandra Mihanovich para hacer una en portugués y otra de Jobim con letra en inglés. "Casi ni ensayamos, vamos a ver qué sale", mencionaron el guitarrista y la argentina antes de ganarse las sonrisas y aplausos del público. 

La noche fue intensa y llena de añoranzas, melancolía, de algo muy propio y casi solitario por ser tan personal pero a la vez tan unido a lo que sentía, también, la persona de al lado, haciendo un único estadío unificado. La magia de la saudade sonó en cada canción, incluida en la última que fue A felicidade. 
 



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