Tras el fuerte golpe que significó para el ala más reaccionaria de Cambiemos (y para la Iglesia Católica en su conjunto) la media sanción en la Cámara de Diputados del proyecto que legaliza el aborto en todo el país, una parte del oficialismo, que pretende congraciarse con el sector más progresista de la sociedad, va por más. El diputado radical Alejandro Echegaray presentó un proyecto para que el Estado no le pague más los salarios a la curia.
Se trata, según datos aportados por el jefe de Gabinete Marcos Peña, de una inversión anual de 130 millones de pesos. El gasto del Estado en ese sentido se realiza desde la última dictadura a través de un decreto que fijó una "asignación mensual vitalicia" que equivale al 80% de la remuneración de un juez nacional.
Además de lo que cobran los obispos, el país también les paga una asignación mensual de la categoría 16 de los empleados públicos a curas párrocos o vicarios ecónomos de parroquias situadas en zona frontera; una jubilación mínima a los sacerdotes mayores a 65 años y una contribución mensual de categoría 10 por cada seminarista.
"La feligresía debe sostener a la iglesia, es un beneficio inaudito en un estado laico", señaló el diputado Echegaray ante el portal LPO.
"La iglesia ya se sostiene por medios de exenciones impositivas, subsidios a la educación y al patrimonio arquitectónico de muchos templos", aclaró el legislador, que con su proyecto detonó una interna en Cambiemos que promete con hace entrar en escena una vez más a la siempre clerical Elisa Carrió.
Asimismo, Echegaray señaló que, de no pagarle el Estado a los obispos, sería "el mismo patrimonio de la iglesia o las donaciones que reciban" las fuentes de financiamiento. "Pero no la gente de otros credos", disparó.