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De Espinosa a Martorell: la hora de les grandes maestres

MCMC Galería Arte Contemporáneo abrió en su nuevo espacio una muestra de Manuel Espinosa y prepara otra, con la consagrada salteña, María Martorell.

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La galería MCMC que desde 2014 da visibilidad a artistas modernos y contemporáneos de América Latina participando en el mercado internacional del arte, en plazas importantes como Nueva York y Londres, con la dirección de María Calcaterra, se mudó a un nuevo espacio en la calle José Pagano 2649, en el porteño barrio de Palermo.

El nuevo espacio permite una mayor expansión y ya preparan una próxima muestra colectiva llamada "El Cisne", con obras de artistas consagrados y jóvenes.

Para festejar, el nuevo espacio ofrece obras de Manuel Espinosa, artista argentino nacido en 1912, que falleció en 2006. Espinosa es considerado uno de los precursores de la pintura geométrica en la Argentina. Además, fue miembro fundador de la Asociación Arte Concreto-Invención en 1945, grupo que sustentaba el arte "no figurativo". La exhibición Un ritmo de azar y necesidad, cuenta con un texto de Elena Oliveras

En 1951, Espinosa viajó a Europa y conoció en Paris al belga George Vantongerloo (De Stijl), y en Ámsterdam al alemán Friedrich Vordemberge-Gildewart, también representante del Neoplasticismo.

Coherente con la no figuración, Espinosa elaboró una pintura construida a partir de elementos geométricos, caracterizada por un riguroso sistema de ordenamiento y por la perfección de sus registros.

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Construye una obra con elementos mínimos, dispuestos en serie y produce sutiles efectos de espacio y de color, y una tensión dinámica que crea la impresión de profundidad.

También utiliza transparencias, yuxtaposiciones, y superposiciones, que generan un efecto óptico de incuestionable interés.

Las obras exhibidas pertenecen a la colección Manuel Espinosa, y fueron curadas por Ayelén Vázquez, experta en su obra, tareas de producción y archivo de Espinosa.

Espinosa, luego de su distanciamiento de la abstracción geométrica de tendencia constructivista, acercó su producción al arte cinético óptico latinoamericano, que tuvo lugar en la década del 70.

Vázquez ordenó esas experimentaciones e indagaciones, algo que va más allá de una ilusión óptica de movimiento, exponiendo especialmente trabajos en papel.

PROYECTOS

La obra de María Martorell, también de tendencia geométrica, es una de las próximas apuesta de MCMC Galería. La artista salteña estuvo radicada en París en 1954, y como Manuel Espinosa, frecuentó el taller de Vantongerloo.

"La galería mantiene, en la misma línea, que se especializa en los artistas de los años 60, 70 y a veces 80, la incorporación de nuevos artistas. Una muestra de Espinosa no habíamos hecho nunca, así que fue una elección muy pensada, teniendo en cuenta un artista tan consagrado como él", dice la directora de MCMC, María Calcaterra, y agrega, durante una entrevista con Infonews, que "tenemos algunos artistas nuevos como María Martorell y algunos otros que estaremos anunciando en los próximos meses".

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De regreso en Argentina, en 1956, en sus talleres de Salta y Buenos Aires, Martorell construye sus obras desde las formas geométricas, realizadas con precisión.

Fuga (1958/9), una de sus obras más logradas, inicia un camino en este sentido. Los hexágonos de esta obra se irán transformando en elipses en futuras obras para terminar en las bandas ondulantes de sus obras más características. Estas ondas, que juegan dinámicamente en distintas zonas del plano, son elemento central de su obra. Luego, se irán marginando, quedando como el festón del plano en la Serie Silencio de principios de los ochenta.

AZAR Y NECESIDAD

Elena Oliveras comenta que "en función de su espíritu investigativo, Manuel Espinosa encontró en el soporte del papel un medio ideal de experimentación. Por su practicidad, ductilidad y fácil disponibilidad fue particularmente eficaz para responder a la obsesión y perfeccionismo que lo caracterizaron. Le permitió innumerables pruebas de línea, forma y color que incidirán, de uno u otro modo, en sus logros en el campo de la pintura. Más que en la inspiración, Espinosa creyó en el trabajo, en la búsqueda paciente y solitaria".

Destaca su centralidad dentro del arte geométrico y cinético óptico latinoamericano y el carácter reservado de su producción entre las décadas del 50 y del 80, y la experimentación con la materialidad de la tinta litográfica entre 1972-1975. "Algunas de sus tintas litográficas, al igual que las obras bifaz, son pequeñas en medidas (20 x 20 cm) aunque muy amplias en significados", agrega. Espinosa puede llegar a sorprender. Lo cierto es que se nos presenta como un inconformista de espíritu libre.

También se exponen los dibujos ópticos de finales de la década del 60, realizados con micropuntas. Sobre el trabajo en las obras bifaz sobre papel canson de un lado tinta litográfica y de la otra, composiciones lineales ópticas, Olivera señala que "al desplegarse en las dos caras del soporte rompen con la extensión normalizada y el protagonismo del plano frontal. Anverso y reverso tienen la misma relevancia e intensidad. Ambos son protagonistas principales. En cuanto a sus contenidos, las obras bifaz permiten imaginar la integración de lo otro, es decir, una posible superación de la marginalidad, tanto en el plano individual como social".

Las obras de Espinosa, gracias a la iniciativa de su sobrina Ana Espinosa, han sido cuidadosamente clasificadas y conservadas en la Colección Manuel Espinosa, a cargo de Agustina Espinosa, Bárbara Espinosa y Ayelén Vázquez, como curadora de la colección.



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