Con la curaduría de Florencia Battiti y la museografía de Juan José Cambre se exhibe desde este jueves una selección de obras que Rómulo Macció realizó, en su taller de Manhattan, hacia fines de los años '800 y principios de los '90.
La muestra "Rómulo Macció. Crónicas de New York", tiene pinturas por primera vez se exhiben en Argentina y una serie de fotografías tomadas por el artista. Nada se agota en esta particular mirada, por momentos cruel y en otras piadosa. La llamada "Gran Manzana" tiene una mirada especial y atenta de uno de los grandes de la pintura argentina.
Macció se instaló en Nueva York a fines de los años '80 y estableció su taller en Ann Street, en el Distrito Financiero, y allí pintó gran parte de sus obras de la serie de New York, que luego expuso por primera vez en el Hôtel de Ville de París, entre octubre y diciembre de 1990.
"Fueron la fuerza, el dinamismo y los rotundos contrastes de la ciudad de Nueva York, con su capacidad de reunir lo mejor y lo peor del mundo, lo que conmovía a Macció, además del olor a cebolla frita, a imprenta, a cartón", dice Florencia Battiti.
El pintor, que falleció hace tres años, no hacía culto a la crítica de arte ya que pensasba que "la pintura se muestra, no se dice. Es el arte del silencio. Se empieza tratando de no hacer lo que está hecho y en ese camino del libre juego de la imaginación no se sabe hasta dónde se puede llegar, ya que la pintura es una ciencia oculta, irracional; nace de un oscuro núcleo y no de conjeturas intelectuales".
Macció no teorizaba como otros pares de su generación porque decía: "Me aburre absolutamente la conjetura en la pintura. Yo registro en mi conciencia temas de la realidad y luego los reflejo en la tela. La pintura nace en la cabeza, la mano ejecuta y el corazón le pone la emoción. Si hay poesía conmueve y si no la hay, no. Y eso es un milagro, no tiene explicación".
Desde los 14 años comenzó a trabajar en una agencia publicitaria. Más tarde llegó a la dirección de arte de De Luca y luego en Walter Thompson.
A los 25 años expuso en la galería Galatea de Buenos Aires y en el 1961 fue uno de los cuatro creadores del movimiento Nueva Figuración, una de las vanguardias más vitales de la pintura argentina.
Representó a la Argentina en la Bienal de Venecia en 1968 y 1988, en la Bienal de París en 1969 y en la Bienal de San Pablo en 1963 y 1985.
Todos los Domingos, Martes, Miércoles, Jueves, Viernes, Sábados 12:00 hs. Hasta el 23 de febrero 12.
Colección de Arte Amalia L. de Fortabat, Olga Cossettini 141, CABA