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Ataque de furia de Javier Milei durante una entrevista

Ocurrió en el Hotel Libertador, donde el presidente electo realiza entrevistas grabadas con periodistas afines. Qué pasó y con quién.

El hecho ocurrió en el Hotel Libertador, donde se hospeda el presidente electo, Javier Milei. El edificio, nuevo epicentro de la política argentina fue, días atrás, el estudio de grabación de entrevistas entre el dirigente de la ultraderecha local y un puñado de periodistas que simpatizan con él y que aceptaron las reglas: notas grabadas, espacios libres para la relajación de Milei y rabietas que deberían quedar silenciadas.

Pero, al menos uno de esos estallidos nerviosos, se filtró. Según testigos presenciales, la situación se produjo durante una entrevista que grabaron Milei y el periodista militante Esteban Trebucq.

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En medio de la amable charla grabada en un salón del hotel, bandera argentina incluida,, uno de los miembros del staff técnico a cargo de la filmación avisó que deberían frenar el reportaje por unos minutos debido a un problema con la tecnología del lugar.

"¡Pero la reputa madre que lo parió, carajo, cómo puede ser, la puta madre!", despachó sin filtro Javier Milei, que comenzó a patear su silla al ritmo de los insultos que profería.

Lo que relatan los testigos del caso es que nadie atinó en un primer momento a calmar al mandatario electo. Incluso Trebucq, sorprendido pero no tanto, se quedó mudo ante la escena.

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Milei seguía furioso y segundos después volvió a patear la silla. Ante la situación, que no parecía tener freno, se presentó la persona anunciada como la futura Ministra de Capital Humano (área que absorverá a los ministerios de Salud y Trabajo), Sandra Pettovello, terapeuta en las sombras del economista de la ominosa Escuela Austríaca.

"Ya está, Javier, ya pasó, ya está", lo consoló con la mano en el hombro y unas palabras al oído que nadie más escucho.

Siempre según los testimonios de quienes vieron la situación, la entrevista luego de un par de minutos continuó sin que en la grabación quedara (aparentemente) registro de nada de lo sucedido. 



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