El próximo 26 de septiembre las mujeres y hombres de Berlín irán a las urnas. Ese día no solo votarán, al igual que el resto de Alemania, por quién sucederá a Angela Merkel y quienes llegarán al Bundestag (Congreso), sino que también elegirán al próximo alcalde de la ciudad capital y a los representantes de los 12 distritos berlineses. Pero también, la ciudad fuerte de la Unión Europea decidirá si el municipio expropia unas 240 mil viviendas vacías con las que sus propietarios especulan y no ponen ni en alquiler ni a la venta.
Si bien la consulta no es vinculante (no obliga a imponer el resultado en un hecho concreto), se trata de una elección clave que, de paso, podría generar un efecto dominó en otras ciudades del mundo donde se registran fenómenos similares (Buenos Aires, por ejemplo) y donde los alquileres se disparan como ninguna otra cosa.
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Así como más de la mitad de la población de Alemania es inquilina (segundo país de los que conforman la OCDE en ese sentido) nada menos que el 85% de los berlineses también se encuentran en esa situación.
En los últimos tres años los precios de los alquileres subieron el 43%, dato que en Argentina puede resultar módico, pero que en un país sin inflación como Alemania se trata de un dato escandaloso. De ahí que se tomó la decisión de consultar a la ciudadanía sobre un paso a seguir que sería revolucionario en una de las economías más capitalistas del mundo.
La medida, sin embargo, apunta directamente a las inmobiliarias, ya que las virtuales expropiaciones se llevarían a cabo sobre quienes tienen más de 3.000 propiedades en su haber.
En 2019 el gobierno socialdemócrata de Berlin puso topes a los alquileres y congeló los precios durante 5 años. Sin embargo, el Tribunal Constitucional de Alemania votó contra la normativa y la dejó sin efecto, causando un problema que deriva en el referendo de este mes.
