Es uno de los grandes discos del rock argentino y quizá el más representativo de lo que Serú Girán representa para la historia de la música popular de esta parte del mundo. La grasa de las capitales, el disco que en 1979 parieron Charly García, David Lebón, Pedro Aznar y Oscar Moro, retrató como pocos la Argentina de esos tiempos, sumida en la dictadura cívico militar.
El "¿qué importan ya tus ideales, qué importa tu canción?" que abre el disco suena como nunca, con sonido perfecto que, pese a las cuatro décadas que pasaron desde entonces, y en otro contexto nacional, vuelve a conmover. Como los otros temas (digamos tracks, para aggionar la historia), que la suceden: San Francisco y el lobo; Perro andaluz ("te encanta caretear, ser aceptada donde te odian más"); Frecuencia modulada ("tanta música absurda, es mejor que comencés a hablar"); el himno inoxidable de Viernes 3AM ("esquivas a tu corazón y destrozas tu cabeza"); Noche de perros ("esta oscuridad que pronto te va a matar") y Los sobrevivientes ("nunca tendremos raíz, nunca tendremos hogar").
A partir de la recuperación del histórico catálogo discográficode Music Hall, realizada por el Instituto Nacional de la Música (INAMU), Zarpa y 300 producciones, y con un minucioso trabajo de producción que incluyó la remasterización del sonido desde cintas conducida por Pedro Aznar, la restauración de arte de tapa e inclusión de un insert con fotos originales nunca antes vistas, se lanza a 40 años de su publicación una edición especial de la placa.
Esta edición especial ya está disponible en plataformas digitales, mientras que la edición en vinilo y CD, con su renovado arte de tapa, estarán en disquerías y locales especializados en enero de 2020.
"Apareció de nuevo la música", fueron las palabras de Pedro Aznar, encargado de trabajar el sonido a partir de la copia de seguridad de las cintas master. Para esto contó con la colaboración del ingeniero Ariel Lavigna, con quien realizó una labor meticulosa de restauración, ajuste de mezcla y remasterización, canción por canción, alcanzando un audio de un nivel tan alto que sorprendió a los mismos músicos.
"Un trabajo muy de hoy, escucho lo bien que suena y me da felicidad y orgullo. Escuchas las canciones y me emociono. ¡Viva Serú!", disparó Lebón. Mientras que Charly consideró que se trata de "un disco muy actual; uno se pregunta cómo podíamos tocar esos complejos arreglos con tanta precisión, la respuesta es que ensayábamos mucho".
"La remasterización está hecha a partir de cintas que recuperó el INAMU. Estas copias están en muy buena calidad, quedamos muy satisfechos con eso. Lo que hicimos fue transferir esas cintas a un sistema digital en super alta resolución y empezar a trabajar sobre eso. Usamos el vinilo original como referencia, grabado y mezclado por Amilcar Gilabert, primero para empatar el sonido a como sonaba ese vinilo para después tratar de superarlo con herramientas más modernas" comentó Aznar. Él mismo manipuló las cintas, "Es un trabajo durísimo, porque con el paso del tiempo la cinta tiene una cierta degradación, entonces hay bachecitos que restauramos a mano uno por uno, montones de ruiditos y distorsiones". El músico afirmó que esta remasterización buscó respetar la esencia de la música y el audio de aquel momento, "no intentamos ir a un audio moderno torpemente, sino que conservamos el espíritu del audio de los 70s, pero mejorado".
Esta labor permite apreciar de mejor forma tanto la composición musical de la banda, como especialmente la interpretación alcanzada por García, Lebón, Aznar y Moro en aquel momento. De esta manera, el paradigmático disco de Serú Girán logra escucharse mejor que nunca, honrando el trabajo de los músicos.
Arte del disco, nuevas imágenes y reconstrucción
El fotógrafo Rubén Andón fue quien realizó la sesión de fotos en 1979 para la tapa del disco. Para esta edición especial realizó una búsqueda "arqueológica" a través de la cual se accedieron a inéditas imágenes de aquel encuentro. Los antiguos rollos fueron desempolvados, lavados y cargados en los espirales de revelado, como se hacía en aquella época, permitiendo realizar un insert, con un poster incluido, con fotos inéditas de los cuatro músicos.
El arte de tapa también debió ser restaurado en su totalidad, a partir del trabajo de arte realizado por Rodolfo Bozzolo hace 40 años. En este caso fue el trabajo de Pali Muñoz y Eduardo Marcé del INAMU, quienes mejoraron la gráfica respetando absolutamente el concepto de la icónica tapa.
