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Aborto y discapacidad: "Se caen las estructuras morales en contra del derecho"

Mujeres con discapacidad activistas por sus derechos sexuales y reproductivos aseguraron que "nadie les cuestiona" la decisión de no maternar, más sí la de tener hijxs.

<p>La campaña Somos Desear, integrada por mujeres con discapacidad de todo el país, exige el fin de las violencias que les impiden ejercer sus derechos sexuales y reproductivos.</p> <p> </p> (#SomosDesear)
La campaña Somos Desear, integrada por mujeres con discapacidad de todo el país, exige el fin de las violencias que les impiden ejercer sus derechos sexuales y reproductivos.   (#SomosDesear)

Mujeres con discapacidad activistas por sus derechos sexuales y reproductivos consideraron que cuando se habla del derecho al aborto y discapacidad "se caen todas las estructuras morales en contra de este derecho".

"Yo no quiero gestar, tengo pensado ligarme las trompas y a mí nadie me cuestiona eso. Nadie me dice 'ay, pero mirá si después querés tener un hijo!'. Lo toman como 'ah, claro, es lo que tenés que hacer'. En cambio si mis amigas sin discapacidad quieren hacer lo mismo les dicen '¡ay, pero después te vas a arrepentir!'", comparó la activista y cineasta cordobesa Rosario Perazolo (23) en conversación con la agencia de noticias Télam.

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Ella es una de las protagonistas de la campaña Somos DeSeAr, liderada por mujeres con discapacidad de toda la Argentina centrada en sus derechos sexuales y reproductivos y organizada por Fusa Asociación Civil y la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI). La iniciativa concluye este jueves en el marco del Día Internacional de las Personas con Discapacidad.

"Cuando hablamos del aborto y la discapacidad se caen todas las estructuras morales en contra de este derecho. Hoy en día una persona con discapacidad va a abortar a un hospital público y le realizan el aborto, aunque algunos digan que está bien y otros que no", aseguró Perazolo.

"Entonces, el conflicto no es el aborto por el aborto en sí mismo sino por dejar de elegir quién puede gestar y quién no, quién debería y quién no, a quien le das la 'condena' de gestar y a quién elegís no dársela", agregó.

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A su turno, Emiliana Bello (41) que tiene baja visión destacó el artículo 9 del proyecto oficial para legalizar el aborto que comenzó a tratarse esta semana en comisiones en la Cámara baja.

El articulado dice que "las personas que actúan como sistema de apoyo no representan ni sustituyen a la persona con discapacidad en el ejercicio de sus derechos y, por tanto, es necesario que el diseño del sistema de apoyo incorpore salvaguardas adecuadas para que no existan abusos y las decisiones sean tomadas por la titular del derecho", analizó.

En cuanto al deseo de formar una familia, las mujeres con discapacidad aseguran que deben revalidar sus derechos sexuales y reproductivos constantemente. "Cuando intenté hacer el tratamiento de fertilidad, recuerdo que la médica me preguntó: '¿Y vos para qué querés tener un bebé si no ves bien?'", recordó en diálogo con Télam la bonaerense Emiliana Bello (41) que convive con una baja visión que le impide leer o caminar sin bastón.

La infantilización de las personas con discapacidad, el desaliento a sus proyectos de procrear, la toma de decisiones sobre sus cuerpos de forma inconsulta y la inaccesibilidad a los centros de salud son sólo algunos de los obstáculos con los que todavía se enfrentan en la actualidad.

"Cuando me dieron mi diagnóstico de esclerosis múltiple Irene tenía 10 años y recuerdo que lo primero que pregunté es '¿puedo cuidar a mi hija?' porque todavía no sabía que yo podía decidir por mí", explicó a Télam la villamariense Cristina Goupillaut (62) haciendo referencia también a las barreras internas que construye una sociedad no inclusiva.

"Cuando estaba embarazada recuerdo que me decían '¡qué bien que vas a tener un hijo, te va a salvar, va a ser tu bastón!'", contó la cordobesa Noelia Torres (41), que formó una familia con un hombre también ciego, y sus hijos de tres y siete años. Por esa época también le tocó escuchar que alguien le diga: "¡Me imagino que el padre se habrá hecho cargo!", descontando que no podía ser un embarazo buscado si se trataba de una mujer con discapacidad visual.

"La familia juega un papel importantísimo en la no sexualidad de sus hijes. A eso sumale la sociedad que en general dice 'con un discapacitado no'. La persona sin discapacidad no está preparada (para relacionarse sexoafectivamente con una persona con discapacidad) y si lo está, pasa a ser un salvador o un héroe", reflexionó Goupillaut, que es usuaria de silla de ruedas.

Y como estos escollos afectan desproporcionadamente a las mujeres, el pasado 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, se lanzó la campaña SomosDeSeAr.

Otro obstáculo es la arquitectura de los centros de salud: faltan rampas, los mensajes por altoparlante no tienen en cuenta a las personas sordas y las pantallas ignoran a las ciegas; las camillas y otros equipamientos no están pensados para otras corporalidades o tamaños.

"Yo hace 10 años que no me hago estudios ginecológicos porque no me siento a gusto, me humilla y me violenta la falta de accesibilidad y la escasa predisposición de los profesionales", confió Goupillaut, haciendo referencia a las barreras internas que construye una sociedad no inclusiva.



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