La crisis económica continúa golpeando a los consumidores argentinos. Según los últimos datos de la consultora Scentia, las ventas en supermercados registraron una nueva caída en septiembre, alcanzando un 18% menos en comparación con el mismo período del año anterior.
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Este descenso se suma a la tendencia negativa observada en los últimos meses, donde el consumo masivo ha mostrado una contracción sostenida. En agosto, las ventas ya habían caído un 17,9%, y el acumulado del año se ubicaba en torno al 11,9%.
Los comerciantes consultados coinciden en que la disminución acumulada hasta septiembre ronda el 12% o 13%. Esta situación genera preocupación en el sector, ya que el consumo es un indicador clave de la salud de la economía.
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Varios factores estarían influyendo en esta disminución del consumo. Estos son algunos de ellos:
Inflación: el aumento constante de los precios erosiona el poder adquisitivo de los consumidores, limitando su capacidad de compra.
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Incertidumbre económica: la volatilidad del mercado y la falta de confianza en el futuro generan un clima de precaución entre los consumidores, que prefieren postergar sus gastos.
Aumento de la pobreza: el crecimiento de la pobreza y la desigualdad limita el acceso de una gran parte de la población a bienes y servicios básicos.