Mientras los índices de inflación sacuden la economía de todos los argentinos, mientras la pobreza escala a velocidad luz y el narcotráfico asola a Rosario y alrededores, el presidente Javier Milei presentó como una noticia "bomba" el ingreso de su exsocio y amigo José Luis Espert.
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El Presidente hizo su anuncio este martes durante una entrevista con Samuel "Chiche" Gelblung en la señal Crónica. Lo curioso del asunto, además, fue la forma en la que Milei hizo el anuncio. Luego de responderle una pregunta al creador de la frase colaboracionista de los 70s "Los argentinos somos derechos y humanos", Milei hizo pasar a la salda en la que estaban a "el doctor", tal como presentó a Espert.
De lobbystas en la city al centro del poder
José Luis Espert y Javier Milei fueron socios en el lobby para empresas durante muchos años e ingresaron al mundo político casi al mismo tiempo. Sin embargo, el economista calvo fue el primero en lanzarse a la arena, la cual Milei despreciaba.
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El espacio que Espert tuvo en el Grupo América primero y en el resto de los medios después fue desproporcionado para los pocos votos que sacaba cuando llegaba a elecciones. Hasta que el caballo de Troya del anarco capitalismo lo posicionó en una candidatura presidencial. Pero el fracaso estrepitoso de su performance lo corrió de escena. Y ahí es donde entró Milei.
En 2017 Javier Milei se transformó en estrella de los medios acompañando la debacle de Espert como figurita elegida por el discurso neoliberal. Y prendió más, enganchó a las audiencias con su discurso violento y radicalizado, maltratador, misógino y fascistoide, mucho más que Espert, pero también más pintoresco.
Los años y las alianzas políticas hicieron que Milei y Espert se alejaran, al punto de que en la campaña electoral última "el doctor" quedó del lado de Horacio Rodríguez Larreta. La derrota sonora del jefe de gobierno porteño en las presidenciales dejaron boyando a Espert, que no perdió el tiempo y se arrimó a Bullrich, criticando el plan de dolarización de su entonces exsocio y tildándolo de "ridículo".
Hasta que Milei ganó las elecciones y Espert no dudó: en poco tiempo estaba colgado de la solapa de Milei, entrando al círculo primero por terceras personas, hasta que la necesidad de estos días en los que la ultraderecha busca abroquelarse para un futuro común, los volvió a unir.
Lo curioso del caso es que la unión del presidente que alguna vez dijo que prefería a "la mafia" antes que al Estado con el dirigente acusado de tener relaciones con miembros del narcotráfico parece más oscura que luminosa.
