OÍR MORTALES | entrevista

Entrevista a Jorge Navarro: “El nivel de la música popular actual es atroz”

El gran pianista argentino de jazz dialogó con Infonews sobre su flamante disco de standards en vivo, su vibrante carrera, la música que (no) escucha y el homenaje a Tom Jobim que prepara junto a Ernesto Acher.

Acaba de editar un discazo en vivo: Jorge Navarro y amigos, grabado en la Usina del Arte en 2019 y en el que comparte standards del jazz junto a nombres propios como Bernardo Baraj, Luis Salinas, Ricardo Lew y Alejandra Martin, entre otros. Sin embargo, Jorge Navarro, con flamantes 80 años de vida y más de 60 de carrera, va por más.

Por estos días, el hombre que tocó en el Colón, que giró por Estados Unidos y Europa, que a sus rebeldes veintipico le dijo que no a Ella Fitzgerald, entre otros hits, prepara junto a Ernesto Acher (con quien integró la mítica Banda Elástica) un recorrido por la obra de Antonio Carlos Jobim, el tótem de la música brasileña.

"La bossa nova es totalmente bailable", destaca el músico, que añora las épocas en que el jazz también era la música que bailaba el mundo entero. "El jazz influyó muchísimo a la música brasilera y lo brasilero también influyó muchísimo al jazz", dice y al mismo tiempo remarca que "en una época no había músico de jazz que no intentara la bossa nova... mal, pero la tocaban". Y, en retrospectiva, redobla la apuesta de lo que hubiera sido: "Si yo fuera brasilero no sería músico de jazz, tocaría bossa nova o samba, que es una música rítmicamente muy rica".

Por ahora para el homenaje a Jobim falta, llegará en abril, pero con Acher ya tienen algunas certezas. "Tenemos arreglos de Jorge Calandrelli, nada menos", señala orgulloso. Y no es para menos; se trata del argentino que ganó seis veces el Grammy por sus trabajos junto a gente como Tony Bennet, Sarah Vaughan o Arturo Sandoval. "Está considerado uno de los dos o tres mejores arregladores de Estados Unidos", abunda.

De abril de 2020 saltamos al año 1977, cuando, recién regresado de algunos años de gira mágica y misteriosa por Estados Unidos, editó un disco de fusión y riesgo: Navarro con polenta, que abre nada menos que con una versión de Black Dog, de Led Zeppelin.

Jorge Navarro - Black Dog

"En la década del 70 todo el mundo hacía fusión y uno no podía escapar a esa influencia", recuerda, y agrega: "Había escuchado a Zeppelin... me gusta aunque yo no tengo discos de rock, pero ese tema me había impactado. No es como la canción de Zeppelin porque improvisamos, pero suena". En esa aventura, que recuerda con cariño, lo acompañaron Ricardo Lew (quien sigue tocando con él de forma más o menos habitual como invitado) en guitarra, Norberto Minichilo en batería, Roberto Valencia en percusión y Juani Amaral en bajo".

Pero pese a la valoración que le da a ese mojón en su carrera, no lo escucha, algo que tampoco hace con el resto de su obra. "Yo a las cosas que grabo no me gusta escucharlas, me escucho mal, me escucho feo. En este disco último también. Pero a aquel disco lo puedo poner hoy día y ser bastante indulgente, está bastante bien. Fue grabado con piano eléctrico y hay un track con piano acústico", puntualiza.

Este último disco que señala, Jorge Navarro y amigos, sin embargo, para cualquier oyente de jazz es puro placer melómano. Joyas como El último tango en París, de Gato Barbieri (con Bernardo Baraj de invitado) o Limehouse Blues, de Oscar Alemán, suenan frescas y pletóricas de gracia y disfrute.

Infonews: ?Tanto en ese concierto en la Usina del Arte como en los recientes de enero en Bebop (el cada día más instalado club jazzero ubicado en San Telmo) se nota lo placentero de esos encuentros entre vos, Lew, Baraj... Hasta en la forma en que gesticulás cuando tocás se evidencia el goce. ¿Se puede reeditar esa pasión de los años iniciáticos?

Jorge Navarro: ?Sí, totalmente. Eso que viste en el concierto de Bebop fue sin ensayo. Se pasaron los temas una hora antes que vos escucharas, es muy espontáneo: Eso lo hacemos siempre así.

Jorge Navarro / Bernardo Baraj - El último tango en París

In: ?¿Con la grabación en vivo cómo te llevás? ¿Te condiciona?

JN: ?El hecho de que uno sepa que lo están grabando ya te pone en otra frecuencia. Condiciona sobre todo cuando sabés que no puede haber otra toma. Cuando te graban en vivo no hay un "me equivoqué, vamos de nuevo", hay que seguir. Me gusta el vivo, me entusiasma.

In: ?¿Cómo es encontrarte en internet con grabaciones de conciertos tuyos? Hay una grabación de los 60s tocando en La cueva...

JN: ?En La cueva era un joven imberbe, tenía 22 años... Ahora tengo 80... (los cumplió el 20 de enero).

In: ?En el show de Bebop hiciste referencia a que no te agrada esta llegada a los 80 años...

JN: ?No, no, no estoy contento, por lo menos por ahora... es un número grueso... Cuando yo era chico mi abuelo tenía 80 años y para mi era como decir... Matusalén. De hecho murió a los 81 y mi papá también murió a los 81. Pero ahora la gente vive muchísimo más, yo tendría que decirme a mi mismo que no me preocupe.

In: ?Además tenés un nivel de actividad que incluye sacar discos, hacer presentaciones...

JN: ?Tengo la suerte de estar bien, de estar activo, con las manos bien. Mi mujer tiene artritis y me dice "qué suerte que no te tocó". René Cóspito tenía los dedos torcidos... Charly (García) es un desastre lo que tiene, es muy difícil tocar así... A mi me pusieron un stent en el año 2000... pero sacando eso soy bastante sano y puedo mover los dedos.

In: ?Quizá la misma música te da energía...

JN: ?Sí, sí, sí, eso es cierto. Uno no es el mismo cuando está en su vida cotidiana que cuando está con su instrumento. Además está la gente... Cuando está la gente se nota y cuando no está se nota también. Es potente, la actuación en vivo es muy potente.

Cuando en la charla surgen los nombres de Baraj y Luis Salinas (a uno lo conoció en los 70s y al otro dos décadas después) aparecen también en el aire los sonidos que se están tocando en la actualidad en el jazz argentino.

Jorge Navarro / Luis Salinas - Déjame ir

"Ahora hay pianistas que tocan una barbaridad... Hay contrabajistas, que antes no había, bajistas, saxofonistas... Pero todo eso empezó a pasar bien entrados los ochentas... Nosotros con Acher formamos La banda elástica en 1987 y estos chicos nuevos no estaban", apunta.

In: ?Lo curioso es que hoy, casi medio siglo después de esa efervescencia del jazz en Buenos Aires, hay menos lugares para tocar, o, en número, más o menos los mismos.

JN: ?No... no tienen donde tocar. Dan vuelta por cuatro boliches y eventualmente alguno pone un sábado de jazz. Pero boliches tan dedicados como Bebop o Thelonious... Cuando yo tenía 20 años también era así pero invadíamos lugares que no eran de jazz, como el caso de (el mítico cabaret porteño) Jamaica, que era un boliche de coperas, en la zona del bajo. Ahí sucedió una parte del jazz argentino. Hay boliches que estuvieron y desaparecieron, como Boris, al que yo inauguré. 

In: ?En la época de invadir locales conociste a Gato Barbieri...

JN: ?Era una época en que nos reuníamos en casas a tocar y planear cosas, nos juntábamos a comer. Se preparaba una gran olla, un gran guiso, damajuanas de vino, empanadas, lo que fuere. Íbamos el Gato, Rubén Barbieri su hermano, Rodolfo Alchourrón, Chico Novarro que tocaba bajo y batería... Nos juntábamos muy seguido hasta que formamos una cooperativa que se llamaba "Nuevo jazz" y así conseguimos el teatro Fray Mocho (ubicado en la entonces calle Cangallo casi esquina Paraná), que era una sala off. Conseguimos los lunes, que era el día que descansaban... En ese teatro conocí a Susana, quien hoy es mi mujer... hace ya 50 y pico de años... Estuvimos nueve años en ese teatro. Éramos diez u once que formábamos diferentes tríos, dúos, sextetos..

In: ?Se representaban ustedes mismos...

JN: ?Sí, y es algo que veo que no hacen los jóvenes eso de reunirse y buscar un lugar para tocar. Es como que están esperando que los llamen por teléfono. Nadie te llama por teléfono. Yo tengo una carrera larga por eso puedo esperar a que me llamen, pero los jóvenes la tienen que hacer ellos. Si no los llaman tienen que ir a tocar. Si yo tuviera 40 años menos eso es lo que haría: buscaría un grupo de músicos y, muchachos, antes que nos exploten los dueños de los bares, hagamos nuestro propio negocio.

Con más de 60 años de carrera y un incontable número de diplomas que fue cosechando en el tiempo (entre otros, haber sido elegido uno de los dos mejores pianistas de jazz fuera de Estados Unidos), Navarro no deja de lado la autocrítica. Y así como no le gusta escuchar sus grabaciones, tampoco está del todo conforme con su técnica.

"Ya llevo 60 y pico de años tocando y algunos dirán que es tiempo de que aprenda", dispara entre risas.

In: ?¿Siendo autodidacta cómo te llevás con la técnica?

JN: ?Incómodo, porque estudié muy poco, con una profesora de barrio muy elemental. Nunca fui a conservatorio. Mi técnica es muy casera, es la que adquirí tocando. Muchas veces reniego porque se me ocurren cosas que no puedo hacer. Intento hacerlas con la mano y no puedo, pero tengo mi técnica y a los propósitos de lo que yo toco, me sirve. La recomendación a los jóvenes es que estudien, que no hagan como hice yo, que era muy vago y me gustaba tocar pero no quise estudiar. Pude haber sido mucho mejor.

"Pude haber sido mucho mejor" dice el hombre que en el mencionado local Jamaica, a sus jóvenes veinte y tantos, se cruzó con Ella Fitzgerald una noche en que la cantante por excelencia del jazz se sumó a una interpretación que Navarro ejecutaba en el piano de la boite. Es una anécdota que todos los periodistas argentinos le hicieron repetir al pianista en sus entrevistas, situación y que en esta ocasión le fue ahorrada.

"Siempre me lo recuerdan", dice ahogando un resoplido. Esa noche de Jamaica Fitzgerald se quiso llevar a Navarro de gira por Estados Unidos, pero él, según reiteró varias veces, no se animó; le daba inseguridad enfrentarse a un mundo de monstruos del género que llenaban locales en New York y reductos especializados en toda América del Norte.

Y el inconformismo que subraya cuando habla de su forma de tocar también tiene un link la anécdota que protagonizó junto a otro ícono: Astor Piazzolla.

"Fue la vergüenza más grande de mi vida. Tocábamos con el cuarteto nuestro en el mismo lugar, Michelangelo (mítico local de San Telmo), que tenía tres espacios: el de jazz, el de folclor y el de tango. Cuando venía nuestro descanso salíamos rajando para escucharlo a él y él también venía a escucharnos a nosotros. Un día nos dice que quería escribir algo para los dos grupos. Yo no dije nada, pero... Nos encontramos ahí, en el escenario... sacó las partes de cada uno, me dieron mi parte... pero ninguno de nosotros leíamos. Él marcó cuatro... y nada, entonces dijo ’bueno, vamos a dejarlo, muchachos’. Yo me puse colorado, me quería tirar abajo de un tren", recuerda, varias décadas después, con una sonrisa.

In: ?¿Qué música escuchás en tu casa?

JN: ?No escucho. En casa de herrero... Sé que hay músicos que escuchan mucha música, pero yo no estoy al día. Es un reproche que me hago porque tendría que hacerlo. Me dicen si escuché a fulano o mengano y no los conozco.

Sin embargo, tiene algunos nombres de referencia que no se olvida de mencionar.

"Cuando empecé a tocar no me gustaba Charlie Parker (cuya canción Scrapple From the Apple abre su flamante CD). Miles Davis tampoco... él al comienzo tocaba con Parker y tocaba muy mal, muy feo. Yo no entendía, para mi era ruso. Yo acostumbrado a Count Basie, Benny Goodman, ese era mi swing. Yo trataba de tocar como Teddy Wilson, Art Tatum. En cambio Parker hacía tantas notas... Después, cuando me di cuenta de lo que hacían Miles y Parker, los adoré", cuenta. Y puntualiza: "Parker es un virtuoso con esencia. Otros tocan rápido y con muchas notas porque no saben qué hacer. A mi la técnica no me deslumbra. Si me querés deslumbrar con la técnica, Marta Argerich me va a deslumbrar más que cualquier otro pianista. Más técnica que esa no se puede tener".

Mientras el local de una cadena de cafeterías en el que se desarrolla la entrevista sigue aporreando los oídos de los clientes con música estructurada en bases genéricas machacantes y fraseos pasados por el autotune, Navarro, siguiendo el hilo de sus palabras, apunta y dispara: "El nivel de la música popular actual es atroz".

Si bien no relaciona la baja calidad general de la música masiva con la ruptura que significó el rock en los 50s, sí añora aquellos años de baile y conciertos en los que el jazz era parte de la música poopular.

"Fue popular hasta que apareció el rock, hasta el año ’53, ’54. Aparecieron Bill Halley, Presley, los Beatles, y el jazz dejó de ser música de baile para ser música de concierto, de reducto", señala.

In: ?Woody Allen dijo alguna vez que la civilización occidental terminó con la edición en Estados Unidos de I want to hold your hand, de los Beatles.

JN: ?Un amigo belga que acaba de morir decía que los Beatles nos quitaron la clientela.

Jorge Navarro se presentará el 8 de febrero próximo a las 21 en Jazz Voyeur (Posadas 1557, CABA) junto al trío que completan Arturo Puertas en contrabajo y Fernando Martínez en batería. Entradas en venta en tickethoy.com



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