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Por qué sería un error ir contra el Fondo Nacional de las Artes

Un grupo de trabajadores y trabajadoras del FNA dieron las razones por las cuáles el gobierno libertario no debería ir en contra del organismo que funciona de manera aceitada desde la década del 50.

Trabajadoras y trabajadores del Fondo Nacional de las Artes (FNA) advirtieron que si el organismo pierde su autarquía o reduce su estructura perjudicarán directamente no sólo al conjunto de artistas sino también a gestores y gestoras culturales de todo el territorio argentino.

Mientras avanza la Ley Ómnibus, y ante las recientes modificaciones propuestas por el Poder Ejecutivo sobre el Decreto Ley Nº 1.224/58 que sancionó la creación del FNA, quienes trabajan en el Fondo cuestionaron que el organismo sólo pueda destinar un 20% de sus ingresos vía recaudación del Dominio Público Pagante a su estructura y que su Directorio, de 12 referentes en distintas disciplinas artísticas, se reduzca a cuatro. 



"En su alocución en el Parlamento del jueves 11 de enero, el secretario de Cultura, Leonardo Cifelli, justificó las reformas en el marco de la «transparencia y eficiencia» de la gestión pública. Es necesario advertir que tal objetivo, que los trabajadores del FNA compartimos, se pone en riesgo con esa propuesta", indicaron en un comunicado. 

En ese sentido, subrayaron que "un Directorio de 12 referentes especializados puede tomar decisiones plurales que atiendan con mayor rigor las necesidades federales de las asignaciones que el FNA otorga a través de su sistema de préstamos, becas, subsidios y premios del que se han beneficiado miles de artistas argentinos desde 1958 hasta 2023". Y en ese aspecto, consideran que "reducir el Directorio a 4 figuras, en cambio, puede favorecer disciplinas en desmedro de otras y aumentar el riesgo de discrecionalidad en el perfil de las convocatorias y elaboración de los reglamentos". Además, aclararon que "el Directorio no debería ser evaluado como un gasto ya que está contemplado que sus funciones sean ad honorem". 

Por otro lado, explican que "el beneficio que reciben los artistas es inescindible de la estructura del FNA. Desde la planificación de las convocatorias, el diseño de formularios, la elaboración de reglamentos, la gestión de documentación y la supervisión de los procesos vinculados al otorgamiento de los beneficios, el personal del FNA cumple con tareas especializadas que son necesarias para que la deseada transparencia se haga efectiva".

Destacaron que "para llevar adelante sus objetivos fundacionales", el FNA cuenta con el "Fondo de Fomento a las Artes" que comprende, principalmente, al Dominio Público Pagante. "El espíritu de la norma fue precisamente dotar al FNA de recursos genuinos y que no reciba aportes del Tesoro Nacional para llevar adelante su cometido".

"Por ello, el DPP tiene un componente vinculado con el Derecho Tributario y con el Derecho de Autor, lo que lo hace un gravamen de alta especificidad para gestionar su cobro. Actualmente, en el FNA trabajan hombres y mujeres que se han capacitado adecuadamente en estas materias. Los trabajadores del FNA tienen la experiencia y capacidad técnica para recaudar y administrar el DPP", subrayó el conjunto de trabajadores y trabajadoras.



Con respecto a los canales de comunicación entre artistas, gestores y artesanos de todo el país con el organismo remarcaron que "requieren del trabajo profesional para alcanzar a beneficiarios de todo el país y evitar que se concentren en zonas de mayor producción cultural" y afirman que "la asignación de becas, subsidios y préstamos requiere de un sistema de jurados de preselección y jurados de premiación (dada la altísima demanda que nuestros llamados a concurso tienen) que son remunerados, para que cumplan con su tarea de forma cabal". 

En ese sentido, indicaron que "la asignación de becas, subsidios y préstamos requiere de un sistema de jurados de preselección y jurados de premiación (dada la altísima demanda que nuestros llamados a concurso tienen) que son remunerados, para que cumplan con su tarea de forma cabal". 

También plantearon que "lo que se considera un gasto de funcionamiento estructural en desmedro del sector artístico y cultural está también en el mantenimiento de la sede administrativa de la calle Alsina y de la Casa de la Cultura, monumento histórico nacional y donde se llevan a cabo exhibiciones y actividades culturales de entrada libre. Además, un personal calificado vela por la colección de arte y artesanías del FNA de más de 3000 piezas, para su conservación y visibilización". 

"Más recursos para los artistas, eficiencia y transparencia en la gestión, entonces, no se sostienen desfinanciando la estructura jurídica, de planificación, de recaudación, conservación y comunicación del FNA. La forma en que los beneficios y la ayuda que el FNA ha dado a los creadores desde 1958 depende de un aceitado mecanismo", subrayaron. 

El conjunto de profesionales que trabaja en el FNA destacó, entonces, que si el organismo "pierde su autarquía o reduce su estructura no hay ganancia, sino que se verán perjudicados los artistas y gestores culturales de todas las disciplinas artísticas del territorio argentino que llevan adelante la producción y desarrollo de nuestra identidad cultural".



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