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Represión en Congreso: no se salvó ni siquiera la posta de salud

Un grupo de uniformados atacó ferozmente al personal de la salud que estaba atendiendo a quienes se sentían mal por el calor o porque habían sido víctimas de la represión. Especialistas advierten que el gas utilizado es muy nocivo y desconocido.

La ministra de la Nación, Patricia Bullrich, había indicado que su "protocolo antipiquetes" era para garantizar el tránsito y pidió que las protestas se hagan "sobre la vereda" -algo que le causó risa hasta a la propia CGT- pero, en estos días de manifestación frente al Congreso en contra de la Ley Ómnibus, se notó que en realidad la intención era abrir una puerta para que la represión sea cada vez más brutal contra la clase trabajadora organizada. 

Reprimieron a jubilados y jubiladas, a profesionales de prensa que estaban tomando registros y no importó si estaban pisando la calle o estaban arriba de la vereda, o en la plaza: todo el mundo fue gaseado y golpeado por las fuerzas federales. Eso es lo que se vivió y lo que la televisión transmitió en directo. 

Bárbara, una médica residente, dio testimonio desde las redes de algo que pasó este viernes: los uniformados atacaron a una posta de salud que se había montado para atender a quienes se sentían mal por causa del calor o que tenían lesiones tras ser víctimas de la represión. 

"Estamos en inmediaciones de la Plaza, había un festival y empezaron a tirar gases que no sabemos bien cuál es su origen pero sabemos que son nocivos. Queman un montón", explicó la joven en un video que se compartió en redes sociales. 

La médica aclaró que ella no había entrado en contacto directo con estos nuevos gases pero mostró que aún así tenía toda la pierna con una reacción. El problema principal es que, tal como dice, el gas utilizado durante la represión -y que tiraron en la cara de muchas personas- pareciera ser una mezcla del gas pimienta con el gas lacrimógeno pero se desconoce de qué está hecho y por eso es imposible saber cómo contrarrestar su efecto, no se puede recetar medicamentos. 

"Estuve ayudando a personas. No se va con nada. Lo estamos intentando resolver. Arde muchísimo, es muy doloroso. No sabemos bien cuál es la composición. Esto es algo muy peligroso porque no sabemos de qué se trata", insistió Bárbara, quien denunció que este acto represivo llegó de manera inesperada: "Estábamos reclamando pacíficamente, somos personal de salud". 

"Repudiamos esta criminalidad, no es legal. Esto está vetado en todas las leyes internacionales por la Amnistía Internacional, la ONU", concluyó.



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