Juicio a Higui: los feminismos reclaman su absolución ante una justicia machista

La vereda y calle del Tribunal de San Martín, en Balbín al 1753, está desde ayer copada de banderas que reclaman la absolución de Eva Analía "Higui" de Jesús, y de pibas y pibxs que se acercan cada día de audiencia a hacer el aguante.

Higui, orgullosamente lesbiana, quien supo laburar como jardinera y cartonera, se defendió en 2016 de un intento de violación en patota, de un grupo de varones que querían "corregir" su homosexualidad, que la golpearon hasta dejarla tirada en el suelo y pretendieron violarla mientras, entre el tumulto de la brutalidad, uno de ellos le dijo: “Te voy a hacer sentir mujer, forra, lesbiana”.

Higui tenía un cuchillo encima, instrumento de trabajo que llevaba consigo, y se lo clavó a Cristian Espósito para defenderse. Cuando la Policía llegó, no investigó nada y la Justicia tampoco. Le notificaron que Espósito estaba muerto y la metieron presa por homicidio. No contemplaron el intento de violación grupal, ni las golpizas, ni las hostigaciones previas que Espósito ejercía sobre Higui.

En este segundo día de juicio, no solo estuvieron las organizaciones feministas dando fuerza y apoyo. La infaltable Norita Cortiñas, madre de todas las luchas, fue a saludar a Higui para darle ánimo y, ante lxs manifestantes dijo lo obvio, lo que la Justicia se niega a ver: "Yo hubiera hecho lo mismo y ustedes hubieran hecho lo mismo. Higui no quiso matar a nadie".

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"Pensemos que el día 22 (de marzo, cuarta y última audiencia prevista) vamos a tener lo que tiene que ser, que es la absolución. Gracias y seguimos juntas", disparó Norita.

La impunidad machista, la Justicia patriarcal, se evidencia en este juicio inviable: los hombres que atacaron a Higui no sólo no fueron procesados sino que, además, llevaron consigo alrededor de 30 testigxs. Higui, en cambio, estuvo casi un año presa y hoy lucha por su absolución.

Higui sabe que no la tiene fácil. Adentro del Palacio de Tribunales de San Martín, familiares de Espósito le refriegan en la cara carteles en los que la tildan de "asesina" y piden justicia por el agresor.

Ayer mismo, Higui manifestó: "Si hubiera sido yo la muerta, no hubiese pasado nada de lo que está pasando, se hubiera tomado como algo normal”.

Pero no está sola y eso también lo sabe. La Campaña por la absolución de Higui montó afuera del Tribunal unos gazebos con un puesto sanitario, una radio abierta, una olla popular, partidos de fútbol, invitadxs que fueron a brindar su apoyo y a denunciar otros hechos de violencia institucional, y talleres de autodefensa personal.