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El derrumbe de una escuela no es accidente, es negligencia de Larreta

Tras el desplome del edificio de la escuela porteña de Danza, que no causó muertos por haber ocurrido un fin de semana, la comunidad educativa exige terminar la obra.

El sábado por la mañana los vecinos del esqueleto de cemento que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires abandonó en 2019, atravesaron la esquina de Murature y Lope de Vega, esquivando tablones de terciado y tirantes desparramados. Durante la noche, una de las bandejas de protección de obra del edificio que se destinaría a la escuela de danzas Jorge Donn se había derrumbado. Los pedazos de madera, con un peso entre los 2 y los 10 kilos, aproximadamente, y medidas variables entre los tres metros y los 90 centímetros, cayeron desde una altura superior a los seis metros.

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Un vecino con un policía corrió los pedazos y acordonaron provisoriamente la esquina. Durante el fin de semana, padres, madres, directivos, docentes y vecinos de la escuela de danzas Jorge Donn (que comparte instalaciones desde hace 33 años con la escuela de cerámica, sita en la misma manzana) realizaron reclamos.

Sin respuestas

El 103 del Gobierno de la ciudad dio números de reclamo, pero no hicieron nada. La policía tampoco. En Defensa Civil respondieron que no podían hacer mucho porque no contaban con las herramientas adecuadas para realizar los trabajos.

Este no es el espacio para hacer cálculos que involucren peso y gravedad, y no son necesarias la física o la matemática para reconocer que, si hubiera ocurrido de día o en horario de actividades, ahora tendríamos que contar una o más muertes. Y por desidia.

Se viene reclamando, por todas las vías oficiales y extraoficiales la finalización del edificio. Sabemos que Lope de Vega conecta Flores con el Partido de Tres de Febrero y que tiene alta circulación vehicular y peatonal.

También sabemos que la escuela de cerámica Fernando Arranz y de danzas, Jorge Donn, comparten un edificio (que es la ex fábrica de electrodomésticos, Ken Brown) desde hace 33 años. Sí, 33: esperamos que la eternidad no dure tanto.

También sabemos que la escuela Jorge Donn figuró terminada en la página del Gobierno de la Ciudad, en 2008, y que ante los reclamos de padres, borraron la nota.

Sabemos que el presupuesto para la misma fue asignado por ley 3232, tras la venta de los edificios en Catalinas.

Sabemos que en 2019, luego del tesón de dos familias de la escuela, la jueza Elena Liberatori firmó la sentencia a favor de la finalización del edificio.

Sabemos también que a fines del mismo año en que la Justicia firmó la sentencia, el Gobierno volvió a abandonar la obra.

En 2020 no se movió una pala y en enero de este año, en el boletín oficial firmado por Soledad Acuña se publicó que la licitación para la finalización de la obra había sido nuevamente dada de baja.

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No sabemos adónde fue a parar el dinero del presupuesto que por ley le había sido asignado a esta obra, con décadas de reclamos a sus espaldas.

No sabemos qué clase de inmunidad jurídica protege al Gobierno de la Ciudad. Todo lo que sabemos es que, frente a las pruebas, parecieran amparados por una Justicia "especial".

Frente a reclamos legítimos, encontramos el vacío. Quedamos perplejos frente a las operaciones de Rodríguez Larreta que, con absoluto desparpajo, no sólo desoye a la Justicia, sino también al Ejecutivo, proponiendo un país paralelo que cierre en General Paz.

Desconocemos el motivo por el cual este señor sigue al frente de la capital, a menos que lo expliquemos por el millonario presupuesto para propaganda que se hizo aprobar para este año de elecciones, disponiendo de miles de millones de pesos por día del erario público y, al mismo tiempo, aprobando el presupuesto más bajo de los últimos 20 años para la educación.

Comunidad en lucha

Desde principios de este año, padres, docentes y alumnos vienen realizando distintas acciones de visibilización en esa esquina y en la de la escuela para que la obra se termine.

Se elevaron notas, se realizaron semaforazos, se publicaron artículos, se dio a conocer en el barrio, en la comunidad.

Mientras el Gobierno de la Ciudad exige presencialidad, haciendo caso omiso al costo de vidas humanas que implicó en todo el mundo la apertura de la actividad escolar, haciendo política con la vida de las personas, llevando el caos a toda la comunidad educativa y a las familias, el alumnado de ambas escuelas, junto con los dos profesorados que funcionan allí conviven hacinados por la falta de voluntad política de Rodríguez Larreta.

El esqueleto de la escuela que iban a hacer los que se promovieron como "haciendo lo que hay que hacer" sigue vacío y ya comenzó a mostrar los efectos del deterioro.

Una obra parada implica muchos riesgos, las bandejas de obra, de carpintería en madera provisoria a la intemperie se ablandan, se aflojan y caen.

El Gobierno de la Ciudad tiene la obligación impostergable de terminar dicha obra.

Andrés Manrique es Lic. y profesor en Ciencias de la Comunicación. Y dicta el taller particular de periodismo cultural: La segunda vida de las palabras. Para mayor información: [email protected] o [email protected]



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