Desde hace mucho tiempo la pregunta no era por el "quién" sino por el "cuándo". Y el sujeto de toda oración posible en el fútbol francés respondió, como se esperaba, este domingo. Fue todo un símbolo de la disparidad que caracterizó esta temporada a la Liga de Francia. Con una gran actuación de Javier Pastore, un buen partido de Ángel Di María y cuatro goles del sueco Zlatan Ibrahimovic, Paris Sant Germain destrozó por 9 a 0 a Troyes, el último de la tabla, y de esta manera se consagró tetracampeón de la Ligue 1 cuando todavía faltan 8 fechas por jugarse. Un verdadero abuso.
Dueño absoluto del fútbol galo en el último lustro, el PSG sumó su cuarto título consecutivo y el sexto apenas de su historia (iniciada en 1974 en la Primera División), lo que demuestra su condición de nuevo grande y poderoso. Esta coronación vino con un plus: llegó en la mitad de marzo, una época en que la mayoría de las ligas europeas pega la última curva hacia una recta final que puede tener dos, tres o cuatro contendientes, pero siempre algo de emoción.
No en Francia. Allí no quedan rastros de la competitividad que muestra este año, por ejemplo, la Premier League. Ni siquiera de una Trinidad de poderosos como en España. No hay villanos de peso como el Dortmund para el Bayern Munich, que sabe que al final saldrá victorioso en la Bundesliga. Ni recambios o malas rachas que aporten suspenso, como el de Juventus en el Calcio. Nada de eso.
Paris Saint Germain se sintió campeón el viernes, cuando el empate de Mónaco, su escolta pero para nada contendiente, le abrió la puerta para que la consagración pudiera ser matemática este mismo domingo. El compromiso, la visita al débil Troyes, no generaba suspenso alguno: en las antípodas de la tabla y separados por 60 puntos, era el duelo entre un aspirante a la Champions League y un elenco condenado a jugar en la segunda división de un fútbol que ni siquiera en la elite muestra signos de paridad.
El partido
El 9-0 -que pudo haber sido mayor, tranquilamente- se gestó en la gran tarea del argentino Javier Pastore, quien está volviendo a su nivel y condujo al elenco parisino aportando incluso un golazo, el segundo.
El mejor gol de la goleada del PSG al Troyes: pase de tacón de Zlatan y sutil definición de Javier Pastore. GOLAZO. pic.twitter.com/i1MSa58nXV
Cuando se fueron al descanso 3-0 (Cavani y Rabiot completaron la cuenta) ya estaba todo definido.
En el segundo tiempo llegó el show de Zlatan, el goleador histórico de PSG, que con un hat trick en los 10 minutos iniciales alcanzó los 100 tantos en Liga -en 115 juegos. Un gol en contra e Saulnier (7-0) y el segundo de Cavani (8-0), aprovechando el rechazo del arquero tras su propio penal, abrieron las puertas a una goleada histórica con un cuarto de hora aun por delante.
El abuso ya estaba cometido, los de blanco se paseaban por la cancha, y a Pastore se le ocurrió manejar a la perfección un contragolpe para ponerle la asistencia perfecta en el momento justo a Ibrahimovic, y el sueco completó su poker.
El próximo domingo, la fiesta por el nuevo título en el Parque de los Príncipes tendrá como invitado nada menos que al Monaco, el actor de reparto de esta aburrida película que ni siquiera estuvo a la altura de achirrival, y que tendrá que esforzarse si pretende quedarse al final con el subcampeonato, más que un consuelo un premio exagerado con pasaje directo a la próxima Champions League. Con Lyon y Niza muy cerca, comienza ahora en Francia otro torneo, mucho más entretenido, parejo y disputado, en busca del segundo escalón.
Para el PSG será tiempo de olvidarse de sus compromisos domésticos, donde el único incentivo tiene forma de records, y centrarse en su verdadero objetivo, la Champions, ese torneo donde encuentra rivales de fuste que, sin embargo, todavía deberán fuerzas con las ligas locales. El elenco de Laurent Blanc ya está en cuartos después de dejar en el camino al Chelsea de Mourinho. ¿Podrá replicar en Europa su felicidad?