La canasta que evalúa la subsistencia, compuesta por alimentos, viáticos, vestimenta, educación y salud, sufrió una leve reducción de un tercio porcentual en mayo. A pesar de ello, según datos de la Universidad Di Tella, la cantidad de habitantes en ciudades del país que viven en situación de pobreza asciende a 14,5 millones, abarcando casi la mitad de la población urbana. Incluyendo áreas rurales, esta cifra se incrementaría en 2 millones desde finales de diciembre, aunque las últimas reducciones en abril y mayo han moderado este aumento a 1,1 millones.
El informe de la UTDT, basado en la actualización de la canasta básica total de mayo por el INDEC, fue proyectado por el autor del informe sobre los resultados del semestre noviembre-abril. La tasa de pobreza urbana estimada para abril-mayo se sitúa entre el 48,2% y el 51,2%, un aumento del 8,8% respecto al semestre anterior que había sido del 40,1%.
Detrás de las macroestadísticas, la realidad de la pobreza se manifiesta en las cifras del INDEC que muestran una caída del -9,3% en las ventas de marzo en supermercados, -10,7% en autoservicios, -45% en la compra de medicamentos y -23% en la adquisición de prendas de vestir. El Banco Provincia señala que el Conurbano Bonaerense experimentó la mayor retracción en el consumo.
En la Región Metropolitana de Buenos Aires (RMBA), la disminución fue del 38,3%, siendo el sur el área más afectada con una merma del -43,4%, seguida por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con -42,3% y la zona oeste con -40%.
La metodología de cálculo utilizada por Martín Gonzalez-Rozada, profesor titular del Departamento y director de la Maestría en Econometría e investigador en la Universidad Di Tella, arrojó una tasa de pobreza del 49,7% para el semestre diciembre 2023-mayo 2024, según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), representativa de la población urbana.
Incluyendo la población rural, el número de hogares urbanos pobres alcanzaría los 23 millones según la cobertura de la canasta básica total. En el Gran Buenos Aires, el ingreso total familiar aumentó un 207%, mientras que la canasta básica total creció un 283,2% en el mismo período.
La diferencia entre ingresos y costos se refleja en ajustes como reducir la cantidad o calidad de alimentos, disminuir gastos en transporte, postergar la compra de ropa y calzado, adquirir menos útiles escolares y medicamentos, o cambiar de escuela privada a pública y de sanatorio a hospital.
Aunque la canasta básica total aumentó un 2,8% en mayo tras un incremento del 7,1% en abril, el impacto en los problemas de empleo y el poder adquisitivo real de los ingresos sugiere que estas reducciones porcentuales no alivian significativamente los bolsillos.
En cuanto a los niveles de empleo, el ingreso total familiar promedio para el semestre en el Gran Buenos Aires se proyectó en $228,502 por adulto equivalente, representando un aumento interanual del 283,2%.
Los datos de la Encuesta Permanente de Hogares sugieren una tasa de pobreza proyectada de 45,2% para diciembre de 2023, 51,8% para el primer trimestre de 2024 y 48,7% para el bimestre abril-mayo de 2024, indicando que alrededor del 50% de las personas viven en hogares urbanos pobres en la región urbana de 29,3 millones de personas.