Un reciente estudio de la Universidad Católica Argentina (UCA) revela un alarmante incremento en los niveles de indigencia, que pasaron del 9,6% al 18% en los seis primeros meses de la administración de Javier Milei. Esta situación ha dejado a más de 7,8 millones de argentinos en condiciones de pobreza extrema.
Eduardo Donza, investigador del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, expresó su preocupación: “Lamentablemente tenemos que decir que 1 de 4 cuatro personas en la Argentina sufre inseguridad alimentaria total. Esto es más triste cuando lo llevamos a niños y adolescentes menores de 18 años, donde aumenta al 32%”.
La medición de la indigencia se basa en la capacidad de un hogar para cubrir el costo de la canasta básica alimentaria, determinado por el Índice de Precios al Consumidor (IPC). Bajo esta métrica, cerca de 8 millones de personas no pueden acceder a una dieta adecuada en calorías y proteínas.
Este panorama se agrava con el escándalo de la falta de entrega de alimentos por el Ministerio de Capital Humano, lo que ha provocado una crisis política con despidos y dimisiones, poniendo en jaque a Sandra Pettovello, tras dos fallos judiciales favorables a las organizaciones sociales y a Juan Grabois.
Por primera vez, la Catedral Metropolitana de Buenos Aires ofrece cenas diarias para más de 200 personas sin hogar. El presidente de Cáritas y obispo de Quilmes, Carlos Tissera, calificó la situación con los alimentos como “una vergüenza”.
Además, el índice de pobreza ha experimentado un ascenso superior al 10% desde el último trimestre de 2023, llegando al 55,5% en el comienzo de este año. Esto significa que más de 6 millones de trabajadores, aun siendo parte del sector formal, viven en la pobreza.
Los expertos señalan que este deterioro no solo es consecuencia del ajuste económico, sino también de una marcada reducción en las oportunidades de empleo, vivienda, educación y la falta de asistencia estatal.
El informe también destaca que el 50% de los niños asisten a comedores escolares y casi el 37% recibe alimentos y bienes a través de bolsones en centros comunitarios. La deserción escolar en adolescentes ha subido al 6%, mientras que la tasa de finalización educativa es apenas del 13%.
