"Los Kirchner y el final de un ciclo político", titulaba en 2008 su habitual columna política del fin de semana en el diario La Nación Joaquín Morales Solá. Corría el mes de diciembre y la Argentina llegaba al final de un año en el que la arena política había estado dominada por la batalla entre el gobierno nacional y las patronales del campo. La Sociedad Rural, junto al Grupo Clarín y los medios de la corporación habían ganado la pulseada gracias a su alfil en la Casa Rosada: Julio Cobos. Hoy casi nadie recuerda a Cobos salvo como un estertor de aquellos años. Sin embargo, Morales Solá sigue ahí, incólume en su cómoda silla tapizada en paño y su escritorio de roble sobre el que escribe semana tras semana sobre su máxima obsesión: Cristina Kirchner.
El quiebre entre la relación del kirchnerismo y Clarín ocurrió en ese mismo año, 2008, en paralelo con la batalla por las retenciones. Morales Solá tomó partido por los intereses de la empresa que lo tiene como empleado estrella en la pantalla de TN/Canal 13 y no paró de disparar desde allí y desde las páginas de La Nación en modo francotirador, aunque con pólvora que ya entonces parecía estar húmeda.
Los títulos con aires premonitorios, las certezas de escriba iracundo, los vaticinios de desgracia, cárcel y oprobio para con su principal objeto de obsesión nunca irían a dejar de estar allí, en las páginas de La Nación, de donde hoy las rescatamos.
Los que siguen son solo algunos de sus títulos, los más rimbombantes, los que más cerca parecían estar de un atisbo de verdad a punto de cumplirse, al menos tal como los plasmaba (y sigue plasmando al día de hoy) Joaquín Morales Solá en su bitácora de antiperonismo militante, fervoroso pero a la vez enojado, frustrado en sus repetidos errores de lectura política.
Viaje a una obsesión, la de un periodista que rememora a su modo los años de un peronismo proscripto y que intenta vislumbrar, aún sin éxito, una Argentina sin Cristina Kirchner.
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Continuará.
