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Las 10 mejores películas argentinas de 2020

Atravesados por la pandemia del covid y el streaming, en Alucinema/Infonews elegimos lo mejor de un año (in)olvidable.

Año extraño, ominoso y difícil de transitar este 2020 que se nos cayó encima como un meteorito. Miles de millones de vidas trastocadas alrededor del planeta por un virus que no imaginó ni el más alocado guión de cine catástrofe, al punto de que la tensa sonrisa con la que allá por marzo/abril volvimos a ver Contagion, de Steven Soderbergh, fue mutando en miedo, ansiedad, desesperación y, en los últimos meses, otra vez sonrisa nerviosa al borde de paroxismo.

El cine no escapó a la más ilógica de las lógicas y los estrenos llegaron casi todos a través de plataformas online y señales de cable. Pocos estrenos, en su mayoría de cine argentino, ya que a la comercialización vía web le falta desarrollo para estar a tono con los grandes lanzamientos comerciales (que vienen acompañados de kilos de pochoclo, hectolitros de gaseosas y merchandasing para todas y todos).

En este marco elegimos las diez películas argentinas más destacadas de las que pasaron por los diversos modos de estreno. Aquí están, estas son.

Las 10 mejores películas argentinas de 2020

Las siamesas

Dirección: Paula Hernández. Guion: Paula Hernández y Leonel D'Agostino sobre el cuento homónimo de Guillermo Saccomanno. Elenco: Rita Cortese, Valeria Lois, Sergio Prina.

Basada en un cuento de Guillermo Saccomanno que lleva el mismo título y dirigida por Paula Hernández (Herencia, Lluvia, Los sonámbulos), es sin dudas la mejor película argentina de este (in)olvidable 2020. Stella (Valeria Lois) y su madre Clota (Rita Cortese) viven en Junín y tienen que viajar hasta Costa Bonita, un pequeño paraje de Necochea, para ver dos departamentos que la primera heredó tras la muerte de su papá. Desde antes de subir al micro, la tensión entre madre e hija se torna palpable; Clota divulga sistemáticamente todos sus miedos (del pasado y del viaje) y Stella la escucha con una paciencia que de a poco se irá consumiendo. Sí, el viaje será una tortura. Para ambas.

A medida que el micro de Stella y Clota se acerca a Costa Bonita, el aire que circula entre sus asientos se vuelve irrespirable, asfixiando también al espectador. A puro nervio, Clota vomitará todo su resentimiento ante Stella, arrinconándola de tal manera que la forzará a pasar de la mesura a la reacción. Con notables actuaciones de Rita Cortese y Valeria Lois, Las siamesas es una película claustrofóbica sobre el vínculo entre una madre y su hija. Al igual que con Los sonámbulos, Paula Hernández pone el dedo en la llaga de las relaciones familiares. Sin excesos y con mucha, mucha sensatez. / Franco Alinovi

 

Corsario

Guión y Dirección: Raúl Perrone. Elenco: Martín Bermello, Nicolás Ruiz, Alejandro Ricagno,

El más godardiano de los directores del cine argentino parió un (otro) film anclado en la trinchera de los 60s y a su vez el que más pólvora pone en juego para homenajear a los nombres que lo dispararon al universo del fílmico. Raúl Perrone estrenó en 2020 una película realizada en 2018 e inspirada en la figura de Pier Paolo Pasolini (rol jugado por el actor Martín Bermello) pero montado también sobre el imaginario estético de trinchera con el que Jean-Luc Godard dio vuelta el cine hace más de medio siglo.

Corsario es ruptura pero también continuación de un ideario, a la vez que recuperación de un cine que no se hace más, o que se hace en formato breve, arrinconado por el mercado al sector del corto experimental. Perrone redondea en poco más de 60 minutos una épica indie que echa mano a la poesía de Dylan Thomas como parte de un guión que incorpora a su vez sonidos en loop, relato en off y otorga un espacio distintivo al fuera de campo. Un rompecabezas que va de lo críptico al homenaje explícito en un combo sin fisuras y parte de lo más interesante del cine nacional en estos años. / Daniel Castelo

 

La chancha

Guión y Dirección: Franco Verdoia. Elenco: Esteban Meloni, Gabriel Goity, Gladys Florimonte; Raquel Karro, Rodrigo Silveira. Coproducción con Brasil.

Dirigida por el cordobés Franco Verdoia, es una de las grandes sorpresas del cine nacional de este año. La película sigue los pasos de Pablo (Esteban Meloni), un hombre de unos 40 años que, en el transcurso de unas vacaciones familiares, se reencuentra inesperadamente con Miguel (Gabriel Goity), un viejo vecino que le causó una profunda herida durante su infancia. Ni bien advierte su presencia, los días de Pablo darán un giro de 180 grados. Dominado por la angustia, la furia y la confusión, transitará un verdadero subibaja emocional. En este sentido, Verdoia logra que el padecimiento de Pablo termine por alcanzar al espectador, generando esa clásica empatía que traspasa la pantalla pero evitando, por suerte, la torpe complacencia.

La chancha está dividida en dos grandes momentos: cuando Pablo reconoce a Miguel y estudia sus movimientos sin acercarse demasiado, perturbado pero tenaz; y cuando finalmente se vuelven a ver las caras. A partir del reencuentro, las miradas y silencios de ambos personajes parecen decir todo y las charlas se tornan sumamente banales. De esta manera, Verdoia termina tejiendo una historia más de gestos que de parlamentos. Con soberbias actuaciones de Esteban Meloni, Gabriel Goity y Gladys Florimonte, La chancha es una película que, sin apelar a escenas grandilocuentes, capta de principio a fin la atención del espectador. / FA

 

La creciente

Guión y Dirección: Franco González y Demián Santander. Elenco: Cristian Salguero, Mercedes Burgos, Héctor Bordoni, Facundo Aquinos.

Fue el primer largometraje argentino estrenado vía streaming a poco de estallar la pandemia del Covid-19 y uno de los primeros del año en impactar por su economía de recursos y a la vez por su efectividad a la hora de contar una historia.

La creciente retrata el Delta del Paraná a través de un relato con elementos del western pero con enclave en el perfil del cine argentino de estos últimos años; con la mirada puesta en los márgenes. Matía (a cargo del ascendente Cristian Salguero) llega a la isla en busca de supervivencia y se encuentra allí con una joven (Mercedes Burgos) que vive con "El Correntino", kapanga del lugar que emplea al recién llegado. La tensión no tarda en llegar y la asfixia al aire libre se hace insostenible con el correr de los minutos hasta explotar en un diálogo que resume la tragedia que puede acontecer de un momento a otro:

—¿Te vas con ese negro de mierda?

—Sí, pero me coge y te afana... ¿qué más quiero?

/ DC

 

Planta permanente

Dirección: Ezequiel Radusky. Guión: Ezequiel Radusky y Diego Lerman. Elenco: Liliana Juárez, Rosario Bléfari, Verónica Perrota. Coproducción con Uruguay.

Esta coproducción argentina-uruguaya dirigida por Ezequiel Radusky pone el foco en un tema abordado históricamente por nuestro cine: el empleo público. Lila (Liliana Juárez) y Marcela (Rosario Bléfari en su último papel en una película) son amigas y trabajan como personal de limpieza en el Ministerio de Obras Públicas. Para mejorar su salario oficial, todos los mediodías atienden un comedor improvisado en uno de los subsuelos del edificio. Toman pedidos, cocinan y sirven platos caseros a precios más que razonables. Sin embargo, con la llegada de una nueva directora, la rutina de Lila y Marcela sufre un cimbronazo, llevándose puesto su emprendimiento gastronómico y su larga amistad.

Con Planta permanente, Radusky construye con eficacia una historia sobre la burocracia estatal y las miserias cotidianas. Si bien hay escenas que reniegan de cualquier tipo de sutileza (la de Lila con el embaucador, por ejemplo), el film nunca pierde del todo el equilibrio porque tiene la virtud de respaldarse en la tensión entre las protagonistas. Con la amistad resquebrajada, el accionar de Lila y Marcela desnudará mezquindades propias y ajenas. / FA

 

El príncipe

Dirección: Sebastián Muñoz Costa del Río. Guión: Sebastián Muñoz Costa del Río, Luis Barrales. Elenco: Alfredo Castro, Juan Carlos Maldonado, Gastón Pauls, Lucas Balmaceda, Cesare Serra. Coproducción con Chile.

La llegada a la celda, la iniciación con el jefe del cubículo de 10 m2 compartido entre cuatro personas. El pasaje del purgatorio al infierno sin escalas. El comienzo de El príncipe, el film del chileno Sebastián Muñoz Costa del Río, de los pocos que llegaron a las salas a principios de 2020, pinta en sus primeros minutos un panorama inequívoco de lo que se vivió y sigue viviendo entre las paredes de una cárcel en Chile, en Argentina, en China, Ecuador o Afganistán, más allá de los matices. Se trata de un largometraje áspero, que no esquiva el sexo explícito ante una cámara que oficia por momentos de voyeur indiscreta y en otros participa de la acción como cómplice de escenas que exhiben lo que se presume no mostrable.

Los lúgubres rincones de la cárcel que oficia de escenario del drama protagonizado por un siempre sólido Alfredo Castro (El club, Rojo) y el joven Juan Carlos Maldonado (hasta ahora desconocido para el público argentino) enmarcan la relación entre ambos personajes, quienes avanzan en su contrato no escrito de amantes mientras zigzaguean la muerte y el sufrimiento físico en los días previos a la llegada de Salvador Allende a la presidencia. El clima de encierro que Muñoz plasma en pantalla desde los primeros segundos de relato no dejan espacio para el aliento extra más allá de las rendijas que aparecen en la trama en forma de flashbacks que nos cuentan cómo llegó ahí el príncipe del título.

Párrafo extra para la performance de Gastón Pauls en la piel de un chileno que se hace pasar por argentino, por lejos lo mejor de su carrera. / DC

 

La muerte no existe y el amor tampoco

Dirección: Fernando Salem. Guion: Fernando Salem y Esteban Garelli sobre la novela Agosto, de Romina Paula. Elenco: Antonella Saldicco, Justina Bustos, Agustín Sullivan, Osmar Núñez, Susana Pampín, Fabián Arenillas.

Allá por enero de 2020, antes de que el mundo entrara en el laberinto de la pandemia de COVID-19, se estrenaba en los cines argentinos este más que interesante film de Fernando Salem. Basada en la novela Agosto, de Romina Paula, La muerte no existe y el amor tampoco es quizás la película más melancólica de esta selección. Emilia (Antonella Saldicco), una joven psiquiatra que vive en Buenos Aires con el novio, regresa a su pueblo natal en la Patagonia para esparcir las cenizas de Andrea (Justina Bustos), su mejor amiga. Pero ni bien llega al Sur, advertimos que su viaje también esconde otro, interior, más confuso: retornar a un pasado que parecía extinto. Mientras acompaña en su dolor a los padres de Andrea, camina por las calles recordando los días felices junto a ella y se reencuentra con su primer amor, Emilia empieza a sentirse acorralada por las emociones, a tal punto que, casi involuntariamente, termina abriendo un gran interrogante sobre su presente.

No es exagerado pensar que durante su corta estadía en ese pueblito santacruceño, Emilia se permitirá reformular su vida, o al menos dudar sobre los próximos pasos a seguir. La mayor virtud de La muerte no existe y el amor tampoco reside, precisamente, en cómo aborda el duelo de Emilia por su amiga ausente. Con mucha astucia, la película de Salem evita regodearse en el dolor de los que se quedan y trata de indagar, en cambio, en las posibles ramificaciones de todo duelo. Sin rodeos ni golpes bajos, digamos que lo consigue con creces. / FA

 <p>La muerte no existe y el amor tampoco</p>
La muerte no existe y el amor tampoco

El cazador

Guión y Dirección: Marco Berger. Elenco: Lautaro Rodríguez, Juan Pablo Cestaro, Juan Barberini.

¿Cómo es ser adolescente en un mundo donde el miedo al otro parece estar instalado como parte fundante de las relaciones sociales? ¿Qué es ser un otro, un distinto, ser parte de un universo que no es el de la normalidad (encomillada) de la educación y las estructuras familiares en retirada pero aún presentes? Gran parte de estos tópicos de un siglo XXI que se niega a arrancar del todo se pregunta y a la vez responde Marco Berger en su film, estrenado en el Festival de Rotterdam y luego desembarcado en cine.ar a poco de comenzada la pandemia.

En contraste con buena parte del cine argentino de los últimos años, los films de Berger se destacan en gran medida por una dirección de actores impecable, ajustada a los perfiles de los personajes, en línea con las posibilidades de los intérpretes e incluso más allá de eso. De esta forma es que el sinuoso derrotero sentimental de los personajes de El cazador explota en momentos de angustia, dolor y desazón recorridos a lo largo de diálogos y situaciones que retratan la complejidad de ser distinto en un mundo al que todavía le cuesta salir de la hetero norma. / DC

 

Tiempo perdido

Dirección: Francisco Novick y Natalio Pagés. Guion: Francisco Novick, Natalio Pagés y Román Fernández. Elenco: Martín Slipak, María Canale, César Brie.

Con dirección de Francisco Novick y Natalio Pagés, es otra de las grandes sorpresas cinematográficas nacionales de este 2020. La historia es simple: Agustín Levi (Martín Slipak), un joven académico argentino radicado en Noruega, retorna a Buenos Aires para participar de un congreso internacional de literatura. Solitario, formal y silencioso, nada ni nadie parece distraerlo de sus investigaciones. Sin embargo, reserva su última noche en la ciudad para cenar con un viejo profesor del secundario que siempre admiró. Para sorpresa de Agustín, el encuentro tomará un rumbo inesperado.

Tiempo perdido es un film al que no le sobra ni una sola escena. Las escasas vivencias de Agustín en Buenos Aires ostentan una coherencia demoledora, porque funcionan como preludio de ese encuentro final con su querido profesor. La cena que comparten va asumiendo la forma de una contienda, pero sin ganadores ni perdedores. Su charla respetuosa y sus gestos discretos nos revelan una tensión contenida, agazapada. En el cine, a veces menos es más. / FA

 

Vilas: Serás lo que debas ser o no serás nada

Dirección: Matías Gueilburt. Documental. Participan Guillermo Vilas, Eduardo Puppo, Roger Federer, Gabriela Sabatini, Rafael Nadal, Björn Borg, Boris Becker.

Al menos en la Argentina, el año 2020 fue, más que de cualquier otro género cinematográfico, el de los documentales. Si bien la calidad de la ficción, en promedio, fue superior y con mayores matices, los largometrajes documentales tuvieron en la plataforma Netflix un lugar de excepción gracias a la presencia del film de Matías Gueliburt (El Che, Antes de que nos olviden) que retrata la obsesión del periodista Eduardo Puppo para con la histórica e injusta exclusión de Guillermo Vilas del puesto 1 del ranking de la ATP.

A través de un registro minucioso de la labor de Puppo y de lo que fue la trayectoria del prócer del tenis argentino, el doc deja en claro que el enrulado deportista marplatense quedó relegado, en parte, por no tener detrás la poderosa maquinaria de lobby de las potencias centrales. Y ahí radica uno de los valores del documental: la lectura más allá de lo explícito de las palabras de titanes como Gabriela Sabatini, Rafael Nadal, John McEnroe, Ilie N?stase y Björn Borg, entre muchos otros.

El cierre del relato, en este mismo sentido, funciona como epílogo y a la vez choque emocional a través de un encuentro entre periodista/admirador e ídolo, juntos en Mónaco, donde el tenista vive junto a su familia en un presente difícil debido a un problema neurológico que sufre de un tiempo a esta parte. Y quizá el final del cuento refleje, también, algo de esa épica que Vilas acompañó con juego y corazón a la vez que con sufrimiento por lo que no pudo ser. / DC

 

 



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