El cine argentino se encuentra en medio del embate que el gobierno de Javier Milei emprendió al igual que contra todas las otras ramas del arte hecho en el país. El Poder Ejecutivo decidió que la cultura argentina deje de recibir apoyo del Estado tal como sucede en todo el mundo y, mientras el Congreso debate si el paquetazo de leyes y el mega DNU se escuchan voces que hace falta escuchar.
La última y contundente (luego de la proclama del realizador Adolfo Aristarain y el ataque oficial contra él) corrió por cuenta del director Santiago Mitre. El responsable de "Argentina, 1985" fijó posición en defensa del cine argentino en el plenario de comisiones de Diputados que estudia la arremetida legislativa de Milei.
En sus poco más de dos minutos de exposición, el también director de "La patota" y "El estudiante", entre otras, remarcó el lugar de relevancia que tiene el cine argentino en el mundo entero y puso el acento en los reconocimientos que recibe a cada paso. Sobre ello, exaltó la existencia de la Ley de Cine "que propulsó y sostuvo una cinematografía a lo largo del tiempo".
En un pasaje destacó la presencia junto a él en la ocasión de la productora de "El secreto de sus ojos" (Juan José Campanella, 2009) Vanesa Ragone.
"Argentina es el país que más nominaciones al Oscar tiene en la región", puntualizó Mitre, que además enumeró que "las películas argentinas se exportan a todo el mundo, son reconocidas en todo el mundo, generan divisas, trabajo de calidad y valor agregado", además de que "le dan visibilidad a nuestro país".
"¿Por qué queremos destruir eso?", se preguntó Santiago Mitre ante los diputados y diputadas, y agregó la importancia de la existencia de "un sinfin de películas pequeñas hechas con presupuestos muy acotados que sostienen ese prestigio".
Como ejemplo puso a la muy elogiada internacionalmente "Trenque Lauquen" (Laura Citarella, 2023), elegida por la revista Cahiers du Cinema como la mejor de 2023.
"Los últimos 30 años del cine argentino han sido sin duda los mejores de toda su historia", ya que, dijo Mitre, fue "la primera vez que el cine argentino ocupó un lugar importante y sostenido a nivel internacional", lo cual "es indisociable de una política de producción cuyo eje fue un organismo autártico ajeno a los caprichos del poder político de turno".
"Se autoabastece el cine, no pide plata, pide que se mantenga la ley que le permite seguir", resumió.
