Un nuevo episodio represivo ocurrió el miércoles en una feria del bario Las Flores, en el partido bonaerense de Moreno, donde la Policía y las topadoras se apresuraron a derribar los puestos ubicados a la vera de la ruta 23.
Por su parte, los feriantes, quienes ya habían sido advertidos del inminente desalojo, sostienen que esos puestos son el único sustento de cientos de familias, por lo cual resistieron.
De hecho, como ya tenían conocimiento desde hacía varios días de la avanzada judicial y policial decidieron hacer vigilia y cortes de calle durante esta semana, para frenar el operativo, que comenzó temprano, en la mañana, con Infantería.
La orden de desalojo estuvo a cargo del juez Antonio Tornolorenzi, titular del Juzgado de Faltas N° 1 de Moreno, bajo la consigna de «clausura, secuestro, desalojo y saneamiento».
Los efectivos avanzaron, lanzaron balas de gomas y gases lacrimógenos para reprimir a los trabajadores, que se defendieron y respondieron con piedras, pero al final se retiraron.
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Según indicaron desde el municipio que conduce Mariel Fernández, la semana pasada los feriantes fueron informados acerca de que deberían abandonar el lugar, con la promesa de una reubicación en otro espacio para poder trabajar, ya que, indicaron, en el predio «funcionó la feria sin ningún tipo de norma ni control sobre la mercadería en venta, las medidas de higiene y la seguridad para quienes trabajan y compran allí».
No obstante, por el momento, alrededor de mil feriantes se encuentran en una situación de incertidumbre y sin el puesto de trabajado que les garantizaba un ingreso.
