Un niño chino protagonizó un inesperado enfrentamiento con los agentes estatales del gobierno chino encargados de desalojar a los vendedores ambulantes.
El nene, al ver que los funcionarios intentaban desplazar a su abuelo, tomó una barra de acero y la agitó con firmeza para luego lanzarla en forma desafiante.
Tras esa primera arenga, un agente intentó calmarlo, pero el niño nuevamente reaccionó con virulencia y apartó al hombre a manotazo limpio.
El niño logró de ese modo frenar el desalojo, ya que ninguno de los funcionarios quiso emplear la violencia fisíca contra él.