SOCIEDAD | género | Violencia

Deberá pagar $18 millones por ejercer violencia de género económica

Un hombre tendrá que indemnizar a su expareja por no entregarle la mitad del patrimonio común tras la separación y por el daño moral sufrido por la mujer.

La violencia de género tiene varias modalidades. Si bien la física y la psicológica son las más denunciadas, la económica es una de ellas y afecta directamente a la integridad de la persona violentada. Es el caso de una mujer que inició una demanda de daños y perjuicios contra su exconviviente y padre de sus dos hijos, quien no había repartido el patrimonio común tras la separación. Un tribunal le dio la razón y ahora el hombre deberá pagarle $18 millones.

La decisión pertenece al titular del Juzgado de Competencia Múltiple de la localidad cordobesa de Cura Brochero, José María Estigarribia, quien consideró que existió violencia de género en modalidad económica.

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Según la causa, lxs convivientes mantuvieron una relación durante 17 años, tuvieron dos hijos y conformaron una sociedad de hecho a través de la cual compraron lotes y construyeron un complejo de alojamiento turístico en Mina Clavero, informa el diario La Voz.

Al separarse, acordaron vender sus bienes comunes y distribuir el dinero en partes iguales. Confianza por medio, la mujer otorgó un poder a su expareja para que él se encargara de los trámites inmobiliarios. Pero una vez vendidas las cabañas, ella no recibió su parte. Ahora el hombre fue condenado a entregarle $17.621.250 - la mitad de la transacción del complejo -y $ 400 mil por daño moral.

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"Se advierte un panorama desolador y de impotencia, que desborda lo meramente material para irradiar sus efectos perjudiciales en lo más profundo del ánimo de la mujer", advirtió el magistrado.

Para resolver el caso, Estigarribia analizó la situación en su conjunto: consideró que el proyecto familiar se sustentó con aportes de ambas partes. También destacó que en esa relación ella realizaba más trabajos no remunerados que él, como por ejemplo, la administración y atención de las cabañas y las tareas de crianza de los hijos y del hogar, lo que le permitía al hombre hacer trabajos pagos de plomería, electricidad y gas.



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