Juan Martín Del Potro otra vez volvió a sentirse pleno, feliz adentro de una cancha de tenis. Algo que hacía mucho tiempo no lograba mantener en el tiempo. Desde Wimbledon para acá, se lo pudo ver con otra mentalidad, con más criterio, más pensante y dio cuenta que batallará hasta el último día para no rendirse jamás ante las lesiones.
Desde que tocó el cielo con las manos en 2009 tras ganar el US Open llegó a lo más alto con tan solo 20 años. En cada entrevista que da cuenta que la fama y la exposición lo afectaron muchísimo. Sin embargo nunca bajo el nivel hasta que apareció la primera lesión en su muñeca derecha.
Logró sobreponerse, en el 2012 retomó su nivel y se quedó con una medalla de bronce en los Juegos de Londres. Tiempo después los fantasmas empezaron de vuelta. La muñeca se resintió: nuevamente viajó a la clínica en Rochester para operarse.
Pasó mucho tiempo para el tenista (más de lo que nos imaginamos los que estamos de este lado) para que se sintiera en plenitud. Esta vez tomó la vuelta con mucho criterio, detalló los entrenamientos hasta en lo más mínimo. No quiso apurar y gracias al ránking protegido pudo jugar torneos importantes para sumar rápido y dejar el irrisorio puesto 1040 en el escalafón velozmente.
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En Wimbledon avisó que nuevamente había vuelto sin embargo en Río dio la nota al llevarse puestos a Novak Djokovic y Rafael Nadal.
En el US Open dio cuenta que lo que demostró en los Juegos Olímpicos no fue pura casualidad. Llegó hasta los cuartos de final, es cierto. Pero no por falta de tenis, sino que el físico le volvió a jugar una mala pasada.
El tandilense modificó su esquema de juego. Nunca le faltó movilidad a su cuerpo a pesar de sus dos metros y monedas. Siempre corrió la cancha con simplicidad. A su tremenda potencia le dio un gran ajuste a su derecha y saque, algo fundamentales en la estructura de su juego.
Pero el cambio más sustancial está en su revés. Si bien con el correr de los días logró empezar a soltarse, esta nueva versión de Delpo muestra que lo pega con slice (efecto contrario, hace más lenta la bola y el ritmo del punto) y soo cuando está cómoda le pega plano.
Su derecha, a criterio del escritor, está mejor que nunca. La solidez y el daño lo deja como de las mejores en todo el circuito.Ahora será tiempo de pensar en la Copa Davis, donde será más que el as de espadas ya que junto a Federico Delbonis, Guido Pella y Leonardo Mayer, buscará darla a la Argentina una nueva final en búsqueda de la Ensaladera de Plata.
Los sueños de Del Potro aparecieron como si recién lanzara su carrera. Su deseo es poder terminar físicamente lo mejor posible el 2016, utilizarlo como transición para iniciar el 2017 y definitivamente lograr meterse entre los grandes aunque ya lo logró.
El público y los rivales en Flushing Meadows lo reconocieron. Es cuestión de tiempo y sobre todo que el físico lo ayude. Pero tenis, hay de sobra. Nuevamente dio el presente y quiere reclamar lo que le corresponde.