100 días de terror para el cine argentino

"Un cóctel de suspenso, terror, intriga, crueldad y violencia", podrían resumir en una frase críticos y reseñistas de toda laya sobre algún estreno de cine de género. Un texto similar podría escribirse a modo de título de lo que fueron los primeros 100 días de gobierno de Javier Milei.

Si bien la descripción de estos tres meses y diez días podría aplicarse a la obra en conjunto de la tríada Milei, Federico Sturzenegger y Luis Caputo, en lo puntual la señalización le cabe muy bien a lo que es el devenir del cine argentino por estos días aciagos.

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Una de las primeras medidas de Javier Milei como presidente fue el cuasi desmantelamiento del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA). El mismo no solo comprende centenares de despidos (algunos de ellos ya firmados, otros por firmarse) sino también el desfinanciamiento escalonado de los presupuestos destinados a fomento y festivales.

El caso de los festivales es paradigmático de la forma en que el autopercibido libertarianismo argentino entiende, o siente al cine, al arte, a la cultura del país. Si el desfinanciamiento avanza pueden pasar a la historia íconos culturales del país como el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata (el único "clase A" de toda América Latina). Imaginemos lo que pasaría con las otras decenas de festivales y muestras de cine que se realizan en el país y que han sido semillero de grandes nombres del arte local exportado al resto del mundo.

A lo antedicho se le suma el anuncio de un recorte puntual que nada influye en la economía argentina o, como les gusta ejemplificar al ofialismo, en "el hambre de los nenes de Chaco": el cierre del legendario Cine Gaumont.

Represión y detenidos frente al Cine Gaumont

El complejo ubicado a 150 metros del Congreso de la Nación se volvió el símbolo de la destrucción mileista de la cultura argentina. Se trata de un complejo de salas ubicado nada menos que en el Kilómetro 0 de la Argentina y, por ende, proyecta de forma clara la intención del régimen que intentan imponer el libertario clonador de perros y su hermana.

Sin cine

Por estas horas el Gobierno intenta reflotar la Ley Ómnibus que se cayó por su propio peso. De aprobarse finalmente la norma el INCAA no cerrará pero tendrá sus posibilidades fuertemente limitadas.

Entre otras medidas, la ley contempla la eliminación del ingreso que hasta ahora recibe por parte del Enacom y que constituye el 25% de su recaudación. Además, deja como principal fuente de financiamiento el 10% de cada entrada vendida en salas, además de otros aportes menores.

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En este marco, Milei quiere eliminar la cuota de pantalla favorable al cine argentino (que garantiza espacios para estreno de cine nacional), modifica el régimen de funcionamiento del Instituto reduciendo el Consejo Asesor de once a ocho miembros, dificulta el acceso a subsidios a las productoras más pequeñas (fundamental para el nuevo cine argentino de las últimas décadas) y pone en peligro la continuidad de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC).

El golpe al cine por parte de la ENERC no es el único en términos de educación y formación de la Lucrecia Martel de mañana, de los Adrián Caetano o Pablo Trapero que vendrán. Y esto se debe a que, en el otro marco de desfinanciación, el universitario, la Universidad Nacional de Artes (UNA) también está condenada a la desinversión por parte de la Casa Rosada.

Por esto último, el Consejo Superior de la UNA, en su sesión del 29 de febrero aprobó por unanimidad la declaración del estado de emergencia económica en la Universidad Nacional de las Artes y estableció el estado de alerta y movilización.

La TV atacada

El comando anti cine argentino que lleva adelante el designado director del INCAA, el financista amigo de Federico Sturzenegger, Carlos Luis Pirovano (con experiencia 0 en la industria del cine) provoca, con sus ajustes y sus mandados de destrucción del sector local, un derrame de drama financiero sobre la ficción televisiva. Hasta el momento la producción desde que empezó el año está derrumbada, en casi cero.

Todo lo que se estrene en las próximas semanas será material realizado en 2023 o antes.

El peor febrero

El mes de febrero de 2023 había sido una fuente de buenas noticias para el cine nacional, ya que se volcaron a las salas unos 2,8 millones de espectadores. Los datos dicen que ese mes se vendieron 400 mil entradas más que en igual mes de 2019, que había sido el mejor en años.

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Además de eso, los 2,8 millones de espectadores de febrero 2023 significaron el 64% más que en febrero de 2022.

¿Qué pasó en febrero de 2024, mes en el que los salarios y el poder de compra de los argentinos ya estaban rotos? La caída fue abrupta: se vendieron un 19% menos de entradas que en ese destacado febrero de un año antes.

Protestas

Las medidas tomadas contra la cultura en los últimos 100 días generaron un fuerte rechazo en el ámbito cultura. En los últimos días se realizaron movilizaciones en todo el país, con epicentro en CABA, Códoba y Rosario.

En Buenos Aires, la protesta frente al Cine Gaumont se empañó por la represión de la Policía de la Ciudad (hoy una dependencia de hecho del Ministerio de Seguridad de la Nación a cargo de Patricia Bullrich).

Cómo continuará esta saga de destrucción es una incógnita. Por ahora el guion ratifica la pertenencia al género del terror, quizá la participación activa de artistas y, sobre todo, público, logre corregir la trama y llevarla a un final feliz.