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Caso Báez Sosa: construir masculinidades sin violencias es posible

Para desarmar los mandatos sociales de la masculinidad como una construcción violenta, dominante e implacable, se articularon desde distintas instituciones espacios en los que es posible aprender a desnaturalizar esas conductas y utilizar la palabra para expresarse.

A partir del asesinato de Fernando Báez Sosa en manos de ocho jóvenes rugbiers, los espacios para varones que se replanteen una masculinidad que no lastime, que se expresen mediante palabras en lugar de golpes y la necesidad de romper con las complicidades que justifican las violencias y las agresiones "al diferente", cobran una relevancia nunca antes vista. Los profesionales salen a explicar en medios por qué debe ser una prioridad en las políticas públicas.

En Radio Con Vos 89.9, Luciano Fabbri, el titular de la Secretaria de Formación y Capacitación para la Igualdad del Ministerio de Igualdad, Género y Diversidad de la provincia de Santa Fe, afirmó que "cuando la víctima no es una mujer, se presupone que no es necesaria la perspectiva de género", y apuntó: "Estas violencias se pueden explicar, en parte, por el mandato de masculinidad que lleva a que los varones expremos nuestra hombría a través del ejercicio de la violencia".

"Desde muy pequeños nos dicen que tenemos que ser fuertes, competitivos, 'tener aguante', 'bancárnosla' y devolverla. Eso nos lleva a que la palabra no sea una herramienta para resolver estas disputas o conflictos, sino que hay que 'irse a las manos' para demostrar cuán hombres somos frente a nuestro grupo de pares, que son los expectadores".

Hace tres años, el 18 de enero de 2020, Báez Sosa murió a sus 18 años tras ser brutalmente golpeado a la salida del boliche "Le Brique" en Villa Gesell, y por su asesinato son juzgados ocho rugbiers imputados de "homicidio doblemente agravado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas" por el Tribunal en lo Criminal (TOC) 1 de Dolores.

Los imputados tenían la misma edad de la víctima al momento del crimen: Luciano Pertossi (18 años), Blas Cinalli (18), Ciro Pertossi (19), Enzo Tomás Comelli (19), Máximo Pablo Thomsen (20), Matías Benicelli (20), Ayrton Michael Viollaz (20) y Lucas Pertossi (20).

Juan Pedro Guarino y Alejo Milanesi, que tenían 19 y 20 años, respectivamente, estuvieron esa noche en Villa Gesell, fueron imputados y luego sobreseídos.

El asesinato tomó una relevancia pública que permite avizorar cambios reales en muchos sentidos, entre ellos, sobre los mandatos de la masculinidad tradicional por otra, que no sea violenta para otros y para ellos.

Michael Kimmel, sociólogo estadounidense pionero en estudios de las masculinidades hegemónicas las define en tres ejes: el cuerpo se utiliza como un instrumento para expresar el dominio; la identidad masculina se desarrolla a partir de actividades fuera de la sociedad (al aire libre) y de lo civil (deportes) asociadas a cualidades que expresan valentía, coraje, determinación y fuerza; y se posiciona creando al otro como oposición al nosotros, y así aparece la homofobia, la misoginia y el rechazo a masculinidades no-hegemónicas.

Homenajean a Fernando en Dolores al cumplirse tres años del crimen

 

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¿Cómo se trabaja el mandato violento de la masculinidad en Argentina?

Según el del Mapa Federal de Experiencias con Varones y Masculinidades en Argentina del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, hay 266 espacios estatales, algunas experiencias institucionales y grupos de reflexión con varones que ejercieron violencia o quienes estén interesados en repensarse y cuestionar ciertos imaginarios y estereotipos imperantes alrededor de la figura del varón.

La Red de Equipos de Trabajo y Estudio en Masculinidades (RETEM) es una referencia en este mapeo y está conformada por 20 organizaciones de la provincia y Ciudad de Buenos Aires, La Pampa, Entre Ríos, Mendoza y Neuquén.

"La prevención primaria, a través de talleres de masculinidad y de prevención secundaria, con un trabajo en profundidad de los distintos ejercicios de violencia y la asistencia, en grupos y con continuidad", es parte de la tarea de la Red, contó a Télam el psicólogo Aníbal Muzzín, uno de los referentes de RETEM que trabaja hace más de 10 años con varones en el porteño Hospital Teodoro Álvarez.

El profesional explicó que "se necesita que los varones tengan un mínimo de reconocimiento del ejercicio de la violencia, para luego trabajar la responsabilidad en el espacio grupal".

También "tiene que haber espacios de trabajo en las currículas de todos los niveles educativos, de formación profesional, en hospitales, clubes, sindicatos, la justicia, con un plan estratégico a nivel nacional que incluya publicidades, una verdadera Ley Micaela y no un cursito de tres horas aprobado", añadió.

Por su parte, Fabbri, el titular de Capacitación para la Igualdad en Santa Fe, tuiteó en relación al asesinato de Fernando: "El deseo de pertenecer, el temor de ser excluido y arrojado a la intemperie, opera como mecanismo de disciplinamiento, silenciamiento y complicidad para poder permanecer en el grupo".

Fabbri creó con su equipo el programa de Masculinidades por la Igualdad, con el apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) en Argentina, que "está orientado a involucrar y participar a los varones de las políticas públicas con perspectiva de género y diversidad".

"Es una práctica a tomar de referencia porque no se presenta como una acción dispersa o fragmentada, sino que al ser institucionalizado, permite que las políticas de masculinidades trasciendan al gobierno de turno", valoró Fabbri en diálogo con Télam.

Una de las líneas de trabajo es con varones que ejercieron violencia, otro es el programa de Multiplicadores encargado de replicar la experiencia en otras áreas de Gobierno y en la sociedad, y la tercera se sustenta en "rondas de varones".

"Con los talleres queremos que ellos reconozcan esas actitudes violentas, que aprendan a desnaturalizarlas y a responsabilizarse por ellas y a no reincidir, que es una estrategia de reparación fundamental. Si solo trabajamos con las mujeres víctimas de las violencias, es probable que el mismo varón violente a muchas de ellas, por eso hay que trabajar con ellos también".

"Enfatizamos también en que no se trata de estigmatizar, atacar o amenazarlos, sino de ofrecerles una oportunidad para identificar y revisar esos mandatos que hemos naturalizado", señaló el funcionario.

Equipos de rugby hacen una introspección de los códigos violentos del deporte

 

El Mapa Federal de Experiencias con Varones y Masculinidades en Argentina puede consultarse en mevym.mingeneros.gob.ar/mapa

 

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