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¿Qué es tener salud mental?

En el Día Mundial de la Salud Mental, y con un aumento significativo del deterioro de la psiquis a nivel internacional, te contamos cómo es vivir con un trastorno de ansiedad. ¿Qué podemos hacer para cuidarnos entre todes?

«¿Qué es tener salud mental?» me pregunto a menudo, para poder establecer algo que me sirva como guía, como punto de referencia entre tanto caos, entre tanto mensaje de vibrar alto, la influencia de los astros y new age.

¿Estar sano del bocho será no sentir pánico de las cosas más absurdas? ¿Será no tener períodos de una depresión tan fuerte que tensa tus vínculos, pone de cabeza tu vida y desfigura la confianza hasta hacerte creer que no sos capaz de nada?

¿Será ser capaz de abrazarte y permitirte errar?

Practico mis posiciones de yoga con la religiosidad de un católico que va a misa todos los domingos, pero que después juzga a medio mundo desde una moral divina. Mientras hago la postura de Uttanasana, en la que, estando de pie, desciendo con el torso hacia el suelo y dejo que mi cabeza cuelgue por su propio peso, con la espalda recta y relajada, mis músculos se sienten libres, autónomos por primera vez en el día. Ejecuto las secuencias una a una con paz de monje, pero cuando la hora acaba, las tensiones vuelven y el estrés atosiga.

Hago mindfulness (un tipo de meditación consciente que se basa en estar presente) varias veces por semana, y ejercito el cuerpo porque es cierto que activa y ordena, da energías, libero endorfinas y todo eso.

Por la mañana ingiero mi dosis diaria de antidepresivos y ansiolíticos y me pongo a trabajar. A la noche es el turno de los estabilizadores del ánimo y, ocasionalmente, de otro ansiolítico. Si no mantengo el tratamiento, sé que regresará el insomnio, las autolesiones físicas y el autoboicot, entre infinitos síntomas más.

Cuando tenés un problema de salud mental, siempre estás descubriendo nuevos y extraños síntomas. Ahora, por ejemplo, sucede que mi ansiedad alteró la percepción de los tamaños, entonces puedo llegar a percibir como desmesuradamente enorme un objeto que tengo en las manos, aunque sea tan pequeño como una pelota de golf.

Otro día, puede suceder que mi interlocutor no sepa bien en qué plano de la realidad estoy, puesto que tardo más de lo común en responder. Esto se debe generalmente a que estoy en un episodio de disociación.

Otro día puede que no sea capaz de soportar lugares con demasiada gente, o llevar más de una tarea a la vez. Todo lo que mis receptores nerviosos consideren “demasiado” estímulo, ya sea visual o auditivo, es el umbral para que se advenga una crisis de ansiedad (o como también se le conoce: ataque de pánico).

Una persona con un trastorno de ansiedad también tendrá que lidiar con dolores de cabeza, zonas del cuerpo constantemente contracturadas, repentinos olvidos, una velocidad de pensamiento tan avasallante que parecieran muchas voces internas hablando a la vez, estados de ánimo más cambiantes y bruscos y una tendencia a la depresión más elevada. Repito: entre muchos otros síntomas más.

También deberá escuchar una increíble cantidad de reproches, consejos inútiles y paternalistas y un descreimiento absoluto de todos los síntomas que, en realidad, dicen, están en tu cabeza. Solamente tenés que relajarte, tomar las cosas con más calma. Todos tenemos estrés, todos nos sentimos ansiosos a veces, ¿probaste con meditar? Y mirá estos yuyitos, a mí me curó el nerviosismo, te los recomiendo…

Si hay algo que descubrí en seis años de terapia es que el hecho de que las enfermedades o padecimientos mentales no se puedan “ver”, que no sean tangibles a diferencia de las físicas, las vuelve invisibles. Sí, no están realmente ahí. Me tomo tres pastillas al día porque sí, porque me pintó un día. En realidad lo que tengo es un estrés normal que se me fue de las manos.

 

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Algunas personas, cuando se enteran de que tomás medicación psiquiátrica, se toman el atrevimiento, aún cuando son meros desconocides, de preguntarte qué te pasó, cuál fue el horrible trauma que hizo que tuvieras que drogarte. (Como si nadie se drogara en esta sociedad de consumo). Claro, traumas hay, y varios; pero no es lo importante, esos temas los trato en terapia, lo hablo con mis fuentes de apoyo. La privacidad no se debe invadir así como así. Imaginate si vivieras un rapto de diez días, o unas pocas horas, y lograras escapar ¿querrías contarlo una y otra vez a cualquier persona? Capaz sí, porque la palabra sana y sacar afuera aquello que te jode hace súper bien. Pero capaz no, capaz hacerlo te obliga a revivir el trauma y te hace caer en otra depresión.

Así que, consejo: mejor los traumas se quedan donde están, a menos que la persona afectada quiera contártelo.

Así es el día a día de una persona que fue correctamente diagnosticada y tratada. Lo que quiero mostrar con mi experiencia, es un ejemplo, de los millones que hay, de cómo se vive teniendo que lidiar con uno o varios trastornos (que nunca vienen solos, si bien la biología muchas veces es herencia) y tratar de "ser funcional" en una sociedad capitalista con muchísimos mandatos. Nadie está libre de ser el próximo en experimentar un ataque de ansiedad o un episodio depresivo, así que mientras más esfuerzos hagamos por derrumbar tabúes y estigmas, menos presiones y más posibilidades de dar con el tratamiento correcto tendremos todes.

Por eso, en el marco del Día Mundial de la Salud Mental, redefinimos el concepto de salud mental aprovechando la publicación de este psicólogue:

 

 

Como bien dice Bruno, la salud mental no es algo descontextualizado. Depende directamente de las condiciones de vida, tu lugar en la sociedad, el cambio climático, el sistema socio-económico y cultural, y muchas etcéteras más.

La prueba está en que la pandemia por Covid-19 evidenció la falta de recursos para una buena salud mental de la población a nivel mundial, ya que, la depresión y la ansiedad, por ejemplo, aumentaron un 25% respecto a años anteriores. Y si creés que no hay mayores efectos, te cuento que se pierden cerca de 12 millones de días de trabajo en el mundo, lo cual repercute a nivel económico.

Salud mental, como primer punto, es llegar a fin de mes.

Salud mental es acceder al estudio, tener una vivienda digna, acceso al agua potable, electricidad, todo lo que sea cubrir necesidades básicas y más.

Salud mental es tener garantizado un buen sistema de salud, donde los profesionales estén capacitados y puedan diagnosticarte adecuadamente.

Salud mental es que venzamos de una vez por todas el estigma.



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