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Moreno apuntó a Alberto Fernández por el mito de la pistola sobre el escritorio

El exsecretario de Comercio Interior durante el kirchnerismo volvió a aclarar cómo surgió el mito de que recibía empresarios con un arma sobre una mesa. Además, explicó punto por punto por qué eso hubiera sido imposible.

Télam
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Entre 2003 y 2015 el kirchnerismo construyó una épica política indiscutible más allá de toda valoración y, en ese universo propio, disparó a su vez hechos y personajes que, en algunos casos, forman parte de una mitologìa que nadie, o casi nadie, parece interesadx en discutir.

Uno de los capítulos más repetidos de la mitología kirchnerista es aquel que dice que el entonces secretario de Comunicaciones y luego de Comercio Interior, Guillermo Moreno, más de una vez recibió a empresarios con una pistola sobre su escritorio.

Según, parece, a nueve años de su salida del gobierno de Cristina Kirchner, el mito ya comenzó a pesarle y por eso se encargó de aclarar los tantos y contar (no por primera vez) su historia con lujo de detalles.

Ocurrió durante una entrevista que le realizó Romina Manguel en su programa de Radio con Vos, luego de que la periodista lo presentara, en la previa de la nota, haciendo referencia a "la famosa anécdota del chumbo arriba de la mesa".

"Ya te dije... lo del chumbo fue Verbitsky", arrancó el exfuncionario, tras lo cual redobló y disparó: "Verbitsky vos sabés que miente, todo el mundo lo sabe". Y por si quedaba alguna duda de que tenía pisado el acelerador, agregó: "Por instrucción de Alberto Fernández (jefe de Gabinete entre 2003 y 2007) mintió en una nota en Página 12... y se refería a mi actuación en la Secretaría de Comunicaciones, no en mi actuación en Comercio". 

La aclaración de Moreno viene a cuento de que la anécdota lo pinta a él recibiendo empresarios de diversas áreas, como si se hubiera tratado de una actitud constante. Sin embargo, lejos de ello, el exfuncionario desmintió que alguna vez haya sucedido. Y puntualizó: "Él hace esa nota a los cuatro días de estar yo en Comercio", algo que sucedió en abril de 2006.

No conforme con la aclaración, le retrucó a la periodista: "No puede ser que cada vez que hablemos empieces con esa anécdota; ya te lo expliqué, ya está", dijo, pero no lo dejó ahí. "No conocés a nadie, a nadie, que te haya dicho a vos que Moreno lo recibió con el chumbo arriba de la mesa".

Sin embargo, todavía quedaba lo mejor, que era la explicación técnica de por qué es imposible que el presunto invento de Horacio Verbitsky pueda tener algún viso de realidad.

"Una vez vino un médico muy famoso, pero muy famoso (...) que tuvo mucho que ver con las universidades argentinas e hizo una reforma muy importante en la década del 60. Es un hombre grande, estábamos hablando sobre política y me dice ‘mirá Moreno, eso del arma es verdad, porque mi hijo me contó que te fue a ver y vos le pusiste el arma arriba de la mesa'", comenzó su relato.

Y continuó con lo que fue su respuesta: "‘Vos le vas a preguntar a tu hijo cómo lo recibí y cómo estaba mi despacho, y yo te voy a escribir ahora cómo recibía a los empresarios‘. Y entonces le escribí, le dibujé mi oficina, le hice el croquis".Luego, añadió: "Me llama y me dice: ‘Mi hijo es un boludo, porque cuando yo le pregunté cómo era tu despacho no lo supo describir‘". Y remató con una descripción de cómo recibía a la gente en su despacho: "Yo no atendía en el escritorio. Yo atendí a un solo empresario en el escritorio. Cuando atendí a un empresario de un frigorífico en mi escritorio me preguntó por qué y le dije ‘porque estoy enojado‘ (...) Yo atendía en un sillón, tenía un sillón de tres cuarpos y dos de uno, enfrentados (...) Los invitados se sentaban en los sillones y entre nosotros solo había una mesita ratona de vidrio. Era imposible que yo pusiera un arma arriba de la mesa porque primero llegaban ellos a la mesita. Te estoy demostrando fácticamente que eso era mentira".

Tras ello, y a causa de una réplica de Manguel, aclaró que nunca hubiera recibido a nadie con una pistola sobre la mesa porque cree en el principio de autoridad.



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