SOCIEDAD | 26.743 | aniversario | despatologización | ley de identidad de género | no binaries | personas trans | travesti

¿Cómo se gestó la ley de identidad de género?

En su undécimo aniversario, Blas Radi y Tom Máscolo nos cuentan cómo fue el proceso para construir el proyecto de ley y cuáles son las falencias en su aplicación actual.

Foto del Facebook del Frente.
Foto del Facebook del Frente.

Un nuevo aniversario de la Ley 26.743 de Identidad de Género nos incita a preguntarnos cómo fue que se allanó el camino para que se presentara el proyecto que, finalmente, derivó en su aprobación en mayo del 2012 en Argentina. ¿Quiénes fueron sus protagonistas, los motores de esta legislación sin precedentes a nivel internacional?

Esta es una historia que quizás no sabías: hubo, al menos, cuatro proyectos más presentados aparte del que prosperó hasta convertirse en la ley actual. Cada uno de ellos guardó expectativas diferentes y la mayoría albergó un enfoque patologizante, cuestión que activistas y organizaciones LGBTIQ+ priorizaban evitar a toda costa. Pero, ¿cómo desarmar un discurso sexista y binario, erigido desde una perspectiva cisheterosexual, que es la que gobernaba sistemáticamente? Esa fue, quizá, la barrera más grande con que se toparon quienes ansiaban ampliar derechos.

Para comprender la complejidad de la situación, tené en cuenta que hasta entonces la transgeneridad se consideraba, en general, una enfermedad; un desajuste entre el sexo biológico y la percepción propia; un delirio que no dejaba más opción que seguirle la corriente, porque no tenía cura eso de 'desear ser algo que no se era'. ¿Y derechos? ¿Qué derechos se podían tener partiendo de esta premisa?

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En aquel panorama, la discriminación hacia las personas travestis, trans y no binarias era el pan de cada día. Era claro: para que la expulsión del ámbito laboral, educativo, de salud y muchos otros dejasen de ser moneda corriente, había que elaborar una ley que funcionase como base para garantizar los derechos básicos.

Uno de los proyectos presentados, bajo el nombre de "Silvana Giudici (exdiputada de la UCR) y otros/as", precisaba en sus artículos que los requisitos para obtener la rectificación del DNI se basaban en lo siguiente:

"Pueden realizar el trámite personas mayores de 18 o menores a través de su representante legal. Es necesario comprobar por medio de pruebas fehacientes la existencia de una 'disonancia de género'". Además, le concedía al Registro Civil el poder de "solicitar informes a profesionales especializados en materia de género (psiquiatras y médicos)".

Trabajo realizado colectivamente por militantes del Encuentro por la Diversidad ? Córdoba.
Trabajo realizado colectivamente por militantes del Encuentro por la Diversidad ? Córdoba.

Ello evidencia la patologización con que se acompañaba la concesión de derechos, como si las identidades que escaparan a la norma no pudiesen ser entendidas de otra forma.

Todas las comparaciones entre los distintos proyectos los podés leer acá.

Es en este contexto que nace el Frente Nacional por la Ley de Identidad de Género, conformado por activistas independientes y organizaciones adheridas tales como: ALITT, Cooperativa "Nadia Echazú", Hombres Trans Argentinos, Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación (MAL), Futuro Trans, Encuentro por la Diversidad (Córdoba), MISER, Antroposex, Viudas de Perlongher, Jóvenes por la Diversidad, Cero en Conducta (Santiago del Estero), ADISTAR-Salta, Comunidad Homosexual Argentina, Crisálida (Tucumán) y AMMAR Córdoba.

A menudo, las caras visibles del Frente fueron activistas históricxs como Diana Sacayán, Lohana Berkins, Mauro Cabral, Marlene Wayar y Blas Radi. Elles hablaron en medios de comunicación, en las instancias del proceso legislativo, en asambleas, en donde fuese necesario estar. De hecho, al respecto, Lohana aseguró en su momento que “sin la inclusión de personas trans no habrá democracia posible”... y cuánta razón tenía.

El proyecto trabajado e impulsado por el Frente Nacional por la Ley de Identidad de Género se presentó el 11 de noviembre de 2010 en la Cámara de Diputados bajo el número de expediente 8126. Al respecto, conversó con nosotres Blas Radi, profesor de filosofía por la UBA, becario doctoral por el CONICET y activista de DDHH. Nos contó, como miembro del Frente, cómo fue conquistar el objetivo teniendo tantos obstáculos en medio.

"Fue un trabajo desafiante en muchos sentidos. Primero, porque el Frente no era una organización con una estructura y una visión definidas, sino una coalición contingente de activistas y grupos con distintas pertenencias, compromisos e intereses. Había organizaciones Trans, organizaciones LGBT, agrupaciones pertenecientes a partidos políticos (con intereses partidarios), activistas independientes y hasta personas académicas haciendo sus tesis", precisó Radi, que es, además, docente en la cátedra de Gnoseología y Filosofía Feminista y es co-coordinador de la Cátedra Libre de Estudios Trans* en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

"Segundo, porque la discusión sobre la Ley de Identidad de Género tenía una serie de condicionamientos muy concretos. Por un lado, porque ya existían distintos proyectos de ley cuyo tratamiento estaba en la agenda de las instituciones y las organizaciones federadas. Esos proyectos, que contaban con amplio respaldo político del oficialismo para ser tratados y dar forma a una ley nacional, eran bastante regresivos y conservadores, tanto en el contenido como en la forma. Por el otro, porque no existía hasta entonces un marco legal con la capacidad de despatologizar y, al mismo tiempo, garantizar la cobertura de salud. Y eso estaba por fuera de la imaginación política de los movimientos. De hecho, los proyectos de ley que mencioné no contemplaban la cobertura de salud. Creo que ese es uno de los aportes creativos fundamentales de la propuesta del Frente, un aporte que alimentó la Ley que finalmente fue aprobada".

"Tercero, porque avanzar con un proyecto de estas características siempre supone tener diálogos institucionales con personas que no necesariamente son competentes en los temas relevantes (además de que suelen albergar toda cantidad de prejuicios), pero ocupan posiciones fundamentales para la toma de decisiones".

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Por otra parte, Tom Máscolo, activista de la diversidad sexual, trabajador en el Ministerio Público Tutelar de Menores y periodista en La Izquierda Diario, compartió su punto de vista de la implementación de la ley.

"Yo estaba laburando esa noche y Mauro Cabral me iba contando cómo avanzaba el resultado. La realidad es que yo había empezado mi transición antes, por fuera de la ley nacional de identidad, y sabía que esto iba a ser un gran cambio, sí, pero también sabía que íbamos a tener que seguir peleándola. Sobre todo la complicación estuvo, y está, en lo que establece el artículo sanitario, que dice que las hormonas y las cirugías tienen que estar en el Plan Médico Obligatorio y obligar a las obras sociales y al sistema público de salud a que se cubra al 100% de manera gratuita".

"La ley tiene tres pilares: es un derecho y una obligación que va de la mano del trato digno, es decir, no estás obligade a cambiar tu DNI para que respeten tu identidad en cualquier institución (escuela, club, universidad, lo que sea); y por último, el aspecto sanitario", detalló.

Máscolo fue, además, el primer candidato trans a legislador porteño por el PTS en el Frente de Izquierda Unidad en el 2021. En su recorrido se ha encontrado a diario con derechos vulnerados de sí mismo y de otres compañeres. "A once años de aprobada la ley, aún estamos obligades a seguir explicándola, y como trabajador sigo peleando por mi derecho: yo soy monotributista, así que tampoco están cumpliendo con el Cupo Laboral Trans por el que luchamos, pero ahí seguimos. Doy capacitaciones en hospitales, hablo con las instituciones, los profesionales y, por supuesto, coordino y articulo con otros activistas... Me parece que la ley es muy progresiva y el ejemplo a nivel internacional. Por otro lado, lo que tienen que cambiar no son las leyes, sino que nuestras prioridades tienen que ser 'salud, vivienda y educación' y dejar de pagar la deuda fraudulenta y que se vaya el FMI", añadió.

 

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